Palabras para la vida

Publicado: 14/11/2012: 969

Jesús es el salvador de las vidas arruinadas. No nos abandonemos al dolor y la rabia ante situaciones tan horripilantes como las sufridas por los padres y familiares de Katia, Rocío, Cristina y Belén.

 

“Belén era guapa y murió guapa,
en la serenidad de que iba a
la casa del Señor”.

J.A. Reig Plà.
Obispo de Alcalá de Henares.


Katia tenía 18 años, era de Madrid y vivía en Daganzo. Rocío y Cristina, amigas y de la misma edad que Katia, residían en el barrio de Alameda de Osuna. Belén tenía 17 años, pero esquivó el control de la entrada. Vivía en Cobeña. Murió en el Hospital "Doce de Octubre", a donde fue trasladada aún con vida, dos días después.

Mucho se ha escrito sobre lo acaecido durante la fiesta de Halloween celebrada en el "Madrid Arena". Queda por clarificar las macabras causas que dieron origen a la atroz avalancha que dejaba tras de sí tan ensordecedor desenlace. Pero este artículo no habla de muerte, no pretende dar con el paradero de los culpables, no se enraíza en el dolor por la pérdida, no. Del atronador ruido que produce las ansias de justicia florecen las palabras del padre de una de las víctimas.

Nicolás Langdon, arquitecto de profesión y padre de siete hijos, entre los que se encontraba Belén, la sexta en la escala genealógica, confesaba ante los medios de comunicación apostados a las puertas del tanatorio de San Isidro, el cómo su fe católica les ayudaba a él y a su familia a afrontar con serenidad y paz estos duros momentos. «Ha querido que sea de esta manera y hay que aceptarlo». Conmovedoras palabras que sirven de bálsamo para todos aquellos que en algún momento de nuestras vidas hemos tenido que afrontar la irremediable marcha de un ser querido.

“Hoy estarás conmigo en el paraíso”. La segunda frase pronunciada por Jesús en la cruz no constituye un perdón temporal, todo lo contrario. De ella extraemos los principios fundamentales para confiar en la promesa de salvación que nos conduce de manera directa a la paz eterna. Jesús es el salvador de las vidas arruinadas. No nos abandonemos al dolor y la rabia ante situaciones tan horripilantes como las sufridas por los padres y familiares de Katia, Rocío, Cristina y Belén. La vida que acaba en la tierra ha de dar paso a la resurrección y la vida eterna en el cielo.

¡Que así sea!

Autor: Pedro Jerez Palomo

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