NoticiaArte Fallece Hamilton Reed Armstrong, el escultor de la Costa del Sol Publicado: 05/05/2020: 13442 Ya su profesor de primaria, el famosos escultor húngaro Carl Iluva, pensó que Hamilton Reed Armstrong (Greenwich, 1937) tenía talento y lo alentó a continuar practicando. Llegó incluso a decirle: «Serás un escultor», y sus palabras se cumplieron. Reed falleció el sábado, 11 de abril, a los 83 años en Maryland, Estados Unidos y toda su vida la dedicó a la escultura. Las parroquias de Torremolinos, Fuengirola, Benalmádena, Churriana y Málaga capital son algunos de los lugares donde está presente la obra de Hamilton Reed Armstrong. Corría el año 1950 cuando un acontecimiento marcó la vida de Armstrong, como el mismo recuerda en sus memorias: «Tenía 12 años, cuando el papa Pío XII me sacó de la fila de peregrinos en la que me encontraba, me hizo arrodillarme y me dio una bendición especial. Yo estaba realizando una peregrinación a Lourdes y a Roma junto a mis padres». El padre del artista tenía un problema cardíaco grave y murió al año siguiente de regresar de la peregrinación. En la década de los 60 asistió a la Academia de Bellas Artes de Pensilvania, en Estados Unidos, donde estudió con artistas de la talla de Walker Hancock ó Harry Rosen. Pero donde finalmente encontró la inspiración fue en las obras de Alonso Berruguete (1488-1561); Auguste Rodin (1840-1917); y Augustus Saint-Gaudens (1848-1907). La reminiscencia de esos artistas está presente en muchas de sus obras religiosas que salpican la Diócesis de Málaga, donde residió durante más de 15 años. Ya que, en su producción artística tiene un importante papel la escultura religiosa, especialmente la de pequeño formato, como una escultura de San Francisco de Asís, que se conserva en la Casa Sacerdotal de Málaga, pero también en obras de mayor formato para grandes espacios, como se puede ver en “Las Puertas del Credo”, de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, de Fuengirola (1976) o “San Miguel”, en la fachada de la parroquia de San Miguel, Torremolinos (1968). A la parroquia de Santa Rosa de Lima, donde realizó el altar y el ambón, llegó de la mano de su arquitecto, Antonio García Garrido (Málaga, 1931), que también construyó la parroquia de San Gabriel en la Malagueta. Una de sus obras más destacadas en la Diócesis malacitana es el sagrario de la parroquia de San Antonio Abad en Churriana, que como explica el historiador del arte, Javier Muñiz «se trata de una pared dividida en dos partes, una inferior donde doce personas se acercan al sagrario, y una superior donde ángeles celestiales observan el sanctasanctórum. Entre ambos, colgado del techo, se encuentra un crucificado que hace de unión entre los mortales que se acercan al sacramento y los seres provenientes del cielo, recordándonos que el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo (Jn 6, 33), y que aquel que se acerque a Jesús sacramentado y crea en Él, tendrá vida eterna y será resucitado (Jn 6,40)». Torremolinos, Fuengirola, Benalmádena, Churriana, donde residió tantos años e incluso Málaga capital, son algunos de los lugares donde realizó numerosos trabajos, muchos de ellos en iglesias. Por este motivo, tanto el delegado de patrimonio de la Diócesis de Málaga, Miguel Gamero, como otros sacerdotes destacan «la calidad artística de este escultor y la importancia de poner en valor su obra en nuestra Diócesis». No llovía en la Costa del Sol En 1960 se casó con Roxolana Luczakowsky, una destacada pintora ucraniana y escogieron Europa para pasar su viaje de novios, pero a pesar de ser verano, les llovió en todo los lugares a los que iban y Reed recuerda que les entraba agua por el techo del coche de alquiler en el que viajaban. El único lugar donde no les llovió fue en España. Puede que por eso se animara a volver años más tarde y finalmente a vivir durante más de 15 años en la Costa del Sol. Concretamente en la casa que había pertenecido a Gerald Brenam en Churriana, (Málaga) de 1964 a 1980 junto a su mujer, Roxolana y sus cuatro hijos. Una talla con la imagen de Ntra. Sra. De los Ángeles situada en una pequeña capilla en la fachada de la casa, hoy museo de Gerald Brenan, es el único recuerdo que conserva este edificio de Hamilton Reed, que vivió más de 15 años en ella tras cómprasela a Brenan y a su mujer, la poetisa y novelista norteamericana Gamel Woolsey, cuando decidieron trasladar su domicilio a Alhaurín el Grande. Al poco tiempo de llegar el escultor norteamericano colocó la talla en la hornacina de la fachada principal del inmueble «como muestra de agradecimiento al pueblo de Churriana por la cálida acogida que recibió», llegó a afirmar el propio artista.