Este lunes se celebra el día de la Merced, de la Virgen de la Merced. Nuestra Señora de la Merced, Patrona de las instituciones penitenciarias, está vinculada estrechamente a la orden de la Merced fundada por Pedro Nolasco en el siglo XIII, quien con un grupo de cristianos consiguió constituir un equipo de gente para redimir a los cautivos cristianos que estaban retenidos contra su voluntad bajo el dominio musulmán. Se calcula que hasta la Revolución Francesa redimió unos 70.000 cautivos. El tiempo pasa y las cosas cambian, aunque solo más o menos, porque sigue habiendo gente cautiva que no cautivada; personas esclavizadas y utilizadas como rehenes, sigue habiendo trata de personas. Por eso en la actualidad los Mercedarios y otras órdenes religiosas como los Trinitarios o Adoratrices siguen atentos a las nuevas formas de cautividad y a las de siempre: refugiados, mujeres prostituidas, exiliados, esclavos, migrantes, presos. Y eso es bueno y necesario.

Se lee en el evangelio de San Mateo, el más leído y comentado en los primero siglos del cristianismo, una impresionante visión del juicio que tendrá lugar al final de los tiempos. Lo más sorprendente y llamativo es la medida que se utiliza a la hora de juzgar: la actitud de amor o indiferencia ante los necesitados, también ante los presos.

Esto conduce a una pregunta en el día de hoy, ¿qué implicación directa tienen los cristianos católicos españoles con los presos en España? Los datos hablan por sí solos: casi tres mil personas, entre voluntarios y capellanes, colaboran tanto fuera como dentro de las cárceles españolas atendiendo a quien está privado de libertad y 708 entidades (parroquias, congregaciones religiosas o cáritas) colaboran para que el proceso de acogida y reinserción sea, sin ningún tipo de discriminación, efectivo.

De los programas de reinserción impulsados por la Iglesia católica se benefician en España 3.447 presos, así como de los 834 trabajos en beneficio de la comunidad. Pero no queda la cosa ahí: la Iglesia católica ofrece además de importantes recursos económicos, valorados aproximadamente en un millón de euros, los medios de bienes inmuebles: pisos que se ponen al servicio de la reinserción social. Toda una realidad que es necesario valorar y reconocer; y que en las cárceles de Melilla, Alhaurín de la Torre o Archidona, situadas en el territorio de la diócesis de Málaga, se desarrolla gracias a la tarea anónima y callada de la pastoral penitenciaria.