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José Miguel Santos: «Queremos servir a los descartados, los preferidos del Señor»

Publicado: 30/10/2013: 4491

José Miguel Santos (Málaga, 1975), casado y padre de dos hijos, es el nuevo director del colegio de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia en el barrio de La Palmilla. Avalado por una larga experiencia docente, asume el cargo tras haber cursado un Máster en Doctrina Social de la Iglesia, lo que trata de poner en práctica cada día en un centro “en las periferias” que cumple cuarenta años al servicio de uno de los barrios con mayor pobreza estructural de la ciudad

–Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia llevan 40 años en este barrio. ¿Cómo nació este colegio?

–Su llegada fue a petición de la Iglesia diocesana, que en los años 70 las invitó a trabajar en una escuela de formación profesional. Pero al ver la realidad de la gente que allí vivía, venida en su mayoría de barriadas desmanteladas, que sobrevivían sin servicios de ningún tipo y con un alto índice de analfabetismo de adultos y niños, decidieron que la tarea educativa más urgente era la de una escuela básica. Tras exponer su visión al entonces obispo de Málaga, el cardenal Suquía, consiguieron que les adjudicaran un lugar y allí empezaron a trabajar.

–¿Qué ha caracterizado este tiempo que ahora celebráis?

–Entre las frases de la fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, Nazaria Ignacia March, hay tres de especial calado que marcan su carisma y que también han marcado el devenir de estos cuarenta años. Una es "elevar la dignidad de la persona". La congregación ha extendido siempre en este tiempo su labor de promoción educativa a las familias. La congregación trabaja mucho el desarrollo y la promoción de la mujer, por lo que además de su alfabetización, estas religiosas han dado cursos de corte y confección y ciclos formativos usando los materiales que ofrece Radio ECCA. Otra frase que las define es "bajar a la calle", y así lo han hecho. Aunque comenzaron a vivir en el mismo colegio, pronto comprendieron que debían ser uno más en el barrio, y convivir con los vecinos, implicándose en la reivindicación de sus derechos al saneamiento, los accesos y muchos más. Y por último, otra máxima inspiradora para ellas es "seguir a Jesús en el servicio a los más pobres", cosa que demuestran día tras día apostando por este colegio hasta llegar a afirmar que sería lo último que cerrarían, porque es lo que da sentido a la vida de la congregación.

–¿Qué logros habéis alcanzado en este tiempo?

–Uno de los más importantes es el grado de confianza y cercanía con el barrio. La pobreza aquí no es sólo económica, sino también de fe. Por eso es muy importante que la gente vea el colegio como algo suyo, como parte del barrio, algo que les ha servido y acompañado en todos estos años, defendiendo los derechos de los chavales y sus familias.

–¿Qué os gustaría conseguir con esta celebración?

–Ya es una alegría que podamos celebrarlo, porque no es fácil cumplir 40 años en una realidad así. Nos sostiene la fe en El Pobre (Jesús de Nazaret) y en los pobres. Y otro objetivo es la visibilización: que la gran ciudad vea que hay otra ciudad. Esta realidad existe; no la podemos ocultar aunque sea fea. En ella hay mucho dolor y mucho sufrimiento. Pero es necesario hacernos conscientes de esa "cultura de los descartados" que dice Francisco, y en la medida en que podamos, tenemos que servirles y ayudarles. Son los preferidos del Señor. Para ellos debe ser lo mejor, humana y evangélicamente.

Síguelo en twitter: @jmsantosparadas

Autor: Ana María Medina @_AnaMedina_

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