Hoy martes ha entregado su alma definitivamente al Padre el sacerdote diocesano D. Florencio Aguilar Ramos.

Nació en 1927 y fue ordenado sacerdote en 1953. Sus primeros destinos pastorales fueron en Benarrabá, de donde era natural, Algatocín y Genalguacil; posteriormente se traslada a Carratraca y de allí durante tres años realiza diversas tareas parroquiales y misionales en Ronda.

De 1957 a 1962 se encarga de las parroquias del Algatocín y Viñuela, y posteriormente hasta 1969 de Teba.

Tras Teba sigue su tarea pastoral en Vélez-Málaga, en la parroquia San Juan y como Arcipreste, hasta 1976 que llega definitivamente a la parroquia Madre del Buen Consejo, en Torremolinos, donde de una manera incansable y admirable ha dedicado todo su ser a dicha comunidad parroquial hasta hace poco tiempo, limitado ya por la enfermedad.