Los cristianos de Tierra Santa, que hasta hace poco eran un 20% de la población, han quedado reducidos al 1,2%. Ese pequeño reducto de cristianos vive entre judíos y musulmanes sufriendo las consecuencias de no formar parte de ninguno de los dos bandos enfrentados. ¿Cómo se les puede ayudar desde Málaga? Con la oración, las peregrinaciones a Tierra Santa y con donativos, pero sobre todo, haciéndonos cargo de sus dificultades y exigiendo que las autoridades israelís y palestinas se sienten en la mesa de negociaciones para un acuerdo definitivo de paz.

Frente a la falta de auténtica voluntad de sus líderes políticos de llegar a un acuerdo de paz, y el poder de las minorías radicales para atentar contra ella, la mayoría de la población palestino-israelí desea la paz, por lo que la comunidad internacional no debería ser indiferente a esa necesidad. La llamada a la negociación que la Comisión para la Paz en Oriente Medio realizó en septiembre de 2011, aún no ha logrado hechos y compromisos concretos de paz entre el mundo árabe, Israel y sus representantes, por lo que los cristianos de todo el mundo debemos seguir velando por la paz que Dios trajo a los corazones y que brilla por su ausencia en el lugar donde Él nació, murió y resucitó.