NoticiaSemana Santa SÁBADO SANTO. ¿Quiénes son hoy los muertos a enterrar? Traslado de la Piedad a la Catedral de Málaga para la exposición El Verbo Encarnado // AGRUPACIÓN DE COFRADÍAS Publicado: 04/04/2022: 7949 El episodio de Lázaro en el evangelio de Juan (Jn 11, 1-44) nos da pistas sobre los ritos funerarios judíos: se ataban manos y pies con vendas, la cara se envolvía en un sudario; la tumba era una cavidad cubierta con una losa; había varios días de duelo tras la sepultura; la gente iba a dar el pésame a la familia que hacía frecuentes visitas al sepulcro para llorar. La sepultura de Jesús no tuvo esos ritos sociales, pero José de Arimatea y Nicodemo se encargaron de que su cadáver tuviera al menos los cuidados esenciales (Jn 19, 38-42). Los dos discípulos jerosolimitanos serían personajes importantes ya que podían acceder al procurador romano para hacer una petición inusual que les fue concedida. Así consiguieron que el cuerpo de Jesús no acabara en una fosa común sino en un sepulcro nuevo. Lo embalsamaron con una mezcla de treinta kilos de mirra y aloe, le pusieron un sudario y lo envolvieron en una sábana. Ese embalsamamiento en serio indica que no esperaban la resurrección. Y van a ser esos mismos lienzos, bien colocados en la tumba vacía, los que se conviertan en el signo que hará entender a Pedro y al discípulo amado que Jesús resucitó. Hoy vemos muertos en vida, sólo pendientes del dinero, de aparentar, de tener. Quizá podríamos ayudar a embalsamar lo que les mata por dentro para que Jesús resucite en sus vidas dándoles pleno sentido. Manuel Jiménez Bárcenas