NoticiaAño de la Misericordia Cuando la enfermedad te hace fuerte Publicado: 22/02/2016: 12286 El papa Francisco ha pedido a las diócesis del mundo que realicen gestos concretos dentro del Año de la Misericordia que la Iglesia Católica celebra desde el pasado 8 de diciembre de 2015, hasta el 20 de noviembre de 2016. «Visitar y rezar por y con los enfermos», en eso consistió el “Gesto Diocesano” que el obispo Jesús Catalá solicitó realizar a las parroquias el domingo 21 de febrero. Para ello, se hizo eco de las palabras del papa Francisco: «Donde la Iglesia esté presente, allí debe ser evidente la misericordia del Padre. En nuestras parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin, donde quiera que haya cristianos, cualquiera debía poder encontrar un oasis de misericordia». Con el fin de responder a este propósito, Mons. Catalá sugiere una serie de actos a realizar en las parroquias, entre las que se encuentran que el centro de la Eucaristía dominical sean los enfermos, procurar que estos participen en la Misa o visitar con respeto y delicadeza en sus domicilios a aquellos que no puedan participar en la misma. Casi todas las parroquias cuentan con un grupo de personas que se encargan de visitar a los enfermos y que recibe el nombre de Pastoral de la Salud. Una de las personas que asiduamente recibe la visita y compañía de la Pastoral de la Salud es Paquita Moncayo, vecina de la barriada de La Luz de la capital. Paquita pasea diariamente por su barrio con la ayuda de una silla mecanizada. Una enfermedad ósea degenerativa, con la que convive desde hace más de 60 años, le ha acarreado la minusvalía de sus dos piernas y su brazo derecho. Sin perder la sonrisa y con una brillante luz en su mirada narra cada una de las dificultades que ha ido superando a lo largo de su vida. «Cuando estás enfermo, todo parece un mundo, pero yo lo llevo perfectamente. Gracias a Dios y a la fe que tengo en Él. Yo era una persona muy débil, ya que la vida me ha traído muchos sufrimientos. A los 11 años de matrimonio, me quedé viuda, cuando apenas tenía 39 años. Tras ello, tuve que luchar por el porvenir de mis hijos. Hoy día, pese al dolor, ya no lloro. La enfermedad me ha endurecido y fortalecido. Tenemos que sufrir por lo de hoy; por lo de ayer, ya sufrimos». Aconseja tanto a los que están enfermos, como a los que están sanos, «que se acojan a Dios con todas sus fuerzas, a tener fe y a orar. El Señor siempre nos ama. Acogiéndonos a Él, tenemos un pilar grandísimo para seguir. Si yo no tuviera fe, lo llevaría de forma diferente. La fe es mi guía y siempre lo que pido cuando comulgo es que el Señor aumente mi fe, me haga humilde y sencilla para poder reconocer su grandeza. Procuro hacer visitas a personas enfermas para ayudarlas. De uno mismo tiene que salir la fuerza para seguir adelante. En la vida he tenido mala suerte con las cosas que me han pasado, pero tengo la suerte de que Dios me guía y me tiene cogida de la mano, aparte de darme mucho más de lo que yo he dado». Las visitas de amigos le hacen más amena la llegada de la noche. Una asistenta social es la que se encarga de acostarla y levantarla con sumo cuidado cada mañana. Sonriendo, tal y como nos recibió, recita el lema que tiene en mente cada día al despertar: «Sonríe, que Dios te ama». Los que cuidan. María Troya vive la enfermedad desde la figura del cuidador. Desde hace años, atiende a su madre, como antes hizo con su padre, su tío y su suegra. María cuenta que «la fe ayuda mucho. Cuando te toca una cosa así, Dios te da fuerzas. Cuidar a personas te limita mucho, pero para mí no es una carga. No hay que pensar en el tiempo que durará, simplemente vivir el día a día. Como en todo en esta vida, hay días mejores y días peores. Cuando te toca vivir una cosa así, tienes que afrontarla. Quizás yo he venido al mundo para cuidar a personas mayores». Los miembros de la Pastoral de la Salud atienden también a los cuidadores. Es el caso de Conchita Sanromá, de la parroquia Madre de Dios, ubicada en la malagueña barriada de Belén. Para María, «Conchita nos ayuda escuchándonos, hablando con nosotros y acompañándonos. Nos conocemos desde hace años, nosotros la consideramos una amiga». Al igual que estas dos protagonistas, miles de enfermos y cuidadores malagueños recibirán hoy el apoyo de la Pastoral de la Salud. En las misas de este domingo, las parroquias harán visible, con este Gesto Diocesano, su cercanía y solidaridad con las personas enfermas. Alberto García