En una Eucaristía a la que asistieron numerosos fieles, Don Jesús Catalá invitó a todos a mirar a la figura de María como modelo de madre y testigo de la paz, que cultivó dos actitudes fundamentales: guardar y meditar las cosas Dios en su vida en el fondo de su corazón y contemplar el rostro de Dios.

El primer día del año, el prelado malacitano destacó los retos a los que se enfrenta la sociedad actual, y a mirarlos sin la venda de la indiferencia y con la ayuda de la misericordia. «La paz debe ser conquistada: no es un bien que se obtiene sin esfuerzo, sin conversión y sin creatividad. La paz es un don que el Señor nos concede», dijo el obispo. «La credibilidad de la Iglesia y de los cristianos radica en el testimonio de su entrega y de la expresión de la misericordia divina» añadió.

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