DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al evangelio del domingo XIII del Tiempo Ordinario, por Francisco Castro

Francisco Castro
Publicado: 20/06/2023: 1237

El sacerdote Francisco Castro, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XIII del Tiempo Ordinario (Mateo 10, 37-42).

Un vaso de agua fresca

Además de con su ejemplo, Jesús instruye a sus discípulos tomándolos aparte y advirtiéndoles de algunos aspectos fundamentales. Jesús lo experimenta en su propia persona y ahora lo señala como el camino posible de su seguimiento. Destaca dos condiciones de sus testigos y enviados, discípulos-misioneros: su generosidad y su autoridad.

La generosidad del discípulo misionero le exige posponer y entregar lo más propio, lo más entrañable. "Padres": el suelo que nos sustenta, la historia que nos ha hecho ser como somos, con sus bendiciones y heridas, las costumbres heredadas, el "siempre-se-ha-hecho-así"... "Hijos": los bienes, el tiempo de ocio, capacidades adquiridas, proyectos y logros, convicciones incubadas durante años... Todo hay que subordinarlo y ponerlo al servicio del seguimiento del Señor, que nos solicita (solo Él puede hacerlo) una respuesta radical y total; es decir, nacida del corazón y que abarque todas las dimensiones de la vida.

Jesús no engaña: al discípulo, como a él mismo, le aguarda la cruz. Es preciso darlo todo por perdido. Para ello, darle la vuelta a los falsos valores: quien se guarda, se pierde; quien acepta perder con Jesús, quien ocupa con él el lugar del servicio, el último puesto... ¡ese gana! Es la misma lógica de las bienaventuranzas, con el mismo resultado de dicha y de vida eterna.

¿En qué se puede fundar una opción tan radical? La autoridad del discípulo misionero, su capacitación para la misión, vienen del mismo Señor. Dios mismo envía a quien, por eso mismo, puede y debe actuar siempre en su nombre. No nos permita que tomemos este nombre y este envío en vano.

Con sorpresa y gratitud, el discípulo misionero recibe en el camino una señal que anima su generosidad y reconoce su humilde autoridad: basta un vaso de agua fresca para certificar la acogida del Evangelio por parte de los más sencillos.

Diócesis Málaga

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