Con el acontecimiento de Pentecostés, la Iglesia hace memoria del envío del Espíritu Santo sobre la primera comunidad cristiana. Acontecimiento que marca el nacimiento de la Iglesia y su manifestación pública. Para animar a la misión, Jesús da a los Apóstoles su Espíritu: “Como el Padre me envió, también yo os envío... Recibid el Espíritu Santo”.

El Espíritu Santo es el que conecta la enseñanza de Jesús con cada tiempo y cada persona. Es el que atrae, abre el corazón y eleva el dinamismo espiritual del ser humano engendrando hombres nuevos a la fe por medio de los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. Es el que enseña, actualiza y mantiene la fe siempre joven. Es fuego de amor que ensancha el corazón de los discípulos para realizar el anuncio de la Buena Noticia del Reino a todos sin distinción. Es artífice de la conversión y la renovación misionera a la que el papa Francisco nos invita hoy. Es el principio y el artífice de la unidad y la diversidad de la Iglesia. Una comunión que se ha de expresar en la misión. Salir unidos es uno de los grandes retos. Sin comunión y unidad en la misión no se podrá avanzar en la tarea evangelizadora en este momento presente. Que la Virgen María, llena del Espíritu Santo, encienda en nosotros el deseo de participar en la comunión misionera de la Iglesia ¡Feliz día de Pentecostés!