DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al Evangelio del Domingo I de Adviento, por Andrés García Infante

Andrés García Infante, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga
Publicado: 23/11/2022: 1190

Andrés García Infante, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el Evangelio del Domingo I de Adviento, Mateo 24, 37-44.

Con el evangelio de hoy comenzamos el Adviento, tiempo de preparación, de espera activa, por eso la liturgia nos propone fijar nuestra atención en la Parusía —la segunda venida del Señor—, a fin de que podamos preparar adecuadamente nuestro corazón.

Ciertamente el tono apocalíptico nos puede resultar chocante, pues no pocas veces nos hacemos una imagen descafeinada de Jesús… y claro, que nos venga a comparar su venida con un ladrón en la noche nos deja fuera de juego. Pero el Señor, que nos conoce muy bien, viene a despertarnos con un zarandeo del letargo en el que vivimos cómodamente, pues además de a Netflix y a HBO, nos hemos abonado a la plataforma del «eterno mañana», con suscripción premium para procrastinar con cargo a la cartera, no a la conciencia.

Como ya pasaba en tiempos de Noé, muchos creyentes viven hoy «etsi Deus non daretur» (como si Dios no existiera). Con esta expresión atribuida al teólogo D.Bonhoeffer –pero que ya había usado siglos antes H. Grocio– podemos definir muy bien el estado de letargo al que nos lleva la anestesia consumista, si acaso con breves periodos de lucidez en los cuales exclamamos: ¡Señor, mañana me preparo!

En el evangelio de este domingo, el Señor nos llama a la conversión, a custodiar nuestro corazón, pues por los caminos mal guardados se nos cuelan aquellas cosas que nos anclan al «eterno mañana».

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