DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al evangelio del Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Salvador Gil, párroco de Santa María de la Amargura
Publicado: 17/10/2022: 1002

El sacerdote Salvador Gil Canto, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XXX del Tiempo Ordinario (Lucas 18, 9-14).

¿Me salvo yo o es Él quien me salva?

La parábola de este domingo nos presenta dos posturas ante la vida: el que se siente justo ante Dios y el que se siente necesitado. Ambos son representados por el fariseo y el publicano. El primero se considera justificado porque le bastan sus fuerzas y sus buenas acciones para creerse salvado y cumplidor. El segundo, por el contrario, se reconoce pequeño y necesitado del perdón y del amor de Dios. Lucas nos presenta aquí una historia ejemplar para clarificar una cuestión de máxima importancia: ¿salva nuestro mérito o salva el amor gratuito de Dios?, ¿me salvo yo o es Dios quien me salva por su gracia? La respuesta a esta pregunta debe darla cada uno en su interior. Pero nos encontramos con la tentación de creernos cumplidores y convertirnos en cristianos de corte pelagiano.

La escena trascurre en el templo. Es la hora de la oración. Dos personajes nos cuestionan. Uno superpracticante religioso y otro un alejado de Dios. En el corazón del fariseo hay palabras de agradecimiento a Dios, pero en realidad se salva él mismo y no Dios. En el corazón del publicano hay palabras de necesidad y entiende que es Dios el único que lo puede salvar. Quien se ensalza creyéndose el mejor cierra su corazón a la conversión. Quien se humilla delante de Dios renace cada día a la gracia y al amor de Dios. Pensemos con qué personaje nos identificamos. Feliz Domingo, día del Señor.

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