DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al evangelio del Domingo XXVI del T. O., por Miguel Ángel Criado

Miguel Ángel Criado, sacerdote de la Diócesis de Málaga
Publicado: 20/09/2022: 1412

El sacerdote Miguel Ángel Criado, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XXVI del Tiempo Ordinario (Lucas 16, 19-31).

Ignorar al pobre es despreciar a Dios

Uno de los mensajes que circulan entre nuestros contemporáneos para silenciar la dimensión social de la fe es presentarla como un asunto privado, es decir, una cuestión entre Dios y yo. Sin embargo, la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro nos ofrece al mismo tiempo una lectura personal y social. El rico representa a todo aquel (persona, institución, sistema) que hace un uso injusto de las riquezas, vive cerrado en el lujo y en el egoísmo y finge no ver el sufrimiento de los más necesitados. Lázaro, que significa “Dios le ayuda”, representa a la persona que, olvidada por todos, nunca es abandonada por Dios.

La parábola nos enseña que Dios ama a los pobres y los levanta de su humillación, como María cantó en el Magníficat: “Derribó de sus tronos a los poderosos y ensalzó a los humildes; colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos los despidió sin nada” (Lc 1,52-53). Que nuestro destino eterno está condicionado por nuestra actitud de apertura y escucha a Dios y compasión por el hermano sufriente. Que para convertirnos no debemos esperar grandes acontecimientos. Dios nos ha dejado su Palabra y al hermano necesitado, en el que Jesús nos viene al encuentro (cf. Mt 25,40). Que, como decía el papa Francisco, “Ignorar al pobre es despreciar a Dios”.

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