NoticiaSeminario Juan Manuel Ortiz: «El Seminario tendrá el futuro que el Señor quiera» Publicado: 29/11/2024: 2677 Día de la Inmaculada El 8 de diciembre celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y es fiesta grande en el Seminario Diocesano, del que es Patrona. Ese día, los seminaristas que acaban de entrar reciben la cruz del Buen Pastor, la que recibirá Álvaro Dawid de Vera, un joven de 25 años, de la parroquia de San Fernando, que ha entrado en el Seminario tras estudiar Periodismo e Historia y hacer un profundo proceso de discernimiento. El seminarista David Mezcua recibirá el ministerio de lectorado y Huberto Owono el de acolitado, en la Eucaristía presidida por el Sr. Obispo en la Catedral, a las 11,30 horas. Un día grande para toda la familia del Seminario del que nos habla su rector, Juan Manuel Ortiz Palomo. Llegó la Solemnidad de la Inmaculada, sigue siendo una día grande en el Seminario, ¿verdad? Pues así es, ya que es el día en el que celebramos a nuestra Patrona. En torno a esta gran fiesta de la Virgen nos reunimos para celebrarlo junto a nuestras familias, a nuestro obispo y a muchas de las personas que colaboran con nosotros cada día para hacer realidad el “milagro” de la existencia de nuestro Seminario Diocesano. ¿Es también un día en el que recordáis de forma especial a las madres del Seminario? Hace años este día, en nuestra querida España, era el “Día de la Madre”, antes de que se trasladara a comienzos de mayo. Pero en el Seminario, y en torno a María Inmaculada, también tenemos especialmente presentes a quienes nos trajeron a la vida, a nuestras madres, en el día que nos acompañan en nuestra “casa” del Seminario. ¿Cómo lo vais a celebrar este año? Pues con muchas ganas. Desde hace semanas hemos estado preparando todos los detalles de la celebración, con la ilusión de que nuestros padres y familiares disfruten de todos los actos que hemos preparado con mimo para este día. Desde la víspera, cuando participaremos en la Vigilia de la Inmaculada junto a los jóvenes de la Ciudad. Desde la basílica de nuestra Patrona subiremos para compartir la cena, velada que terminará con la bendición del Belén del Seminario. Por la mañana nos acercaremos a nuestra Catedral para celebrar la Eucaristía. Tras eso, subiremos junto a nuestras familias para compartir el almuerzo. A los postres nos espera el teatro que, con cariño, ha preparado la comunidad para cerrar el día rezando juntos las Vísperas solemnes de esta Solemnidad, en nuestra Capilla del Buen Pastor. El número de seminaristas ha bajado en los últimos años y en la actualidad son 11, contando con los tres que han recibido el diaconado, ¿qué perspectivas de futuro tiene el Seminario? El Seminario tendrá el futuro que el Señor quiera, está claro. Y también, el que todos nosotros, como diócesis, le permitamos. La crisis vocacional es una realidad que se ha instalado en nuestra Iglesia desde hace años. Y este hecho se ve mucho en la cuestión de las vocaciones al ministerio. Pero, por desgracia, algo parecido ocurre con la vida religiosa o con los jóvenes que quieren vivir su vocación al amor como matrimonio. De ahí que sí, que el número de seminaristas es pequeño. Especialmente en una diócesis como la nuestra que se ha hecho muy grande. Pero esto tiene varios peligros. El papa Francisco, cuando se ha dirigido a los formadores de algún Seminario, les ha pedido que sean mucho más cuidadosos en la elección y el acompañamiento de los candidatos, que “no todo vale” para incrementar el número de candidatos. Es una tentación que luego sufre el Santo Pueblo de Dios. Como nos dejó san Manuel González en nuestra Capilla: “Pastor Bueno, haznos buenos pastores, dispuestos a dar la vida por las ovejas”. No hay atajos en el camino de seguir al Maestro. Nunca hemos dejado de trabajar en este ámbito, pero ahora hay que hacerlo con más ganas e ilusión, si cabe. Es una tarea ardua, y parece que no hay muchos frutos. Pero el “ven y sígueme” de Jesucristo tiene que seguir resonando en la vida de los jóvenes, debemos consagrar a ello nuestros mejores esfuerzos. Siempre es momento de rezar por el Seminario, ¿quizás ahora más? ¿Y qué más se puede hacer por las vocaciones? El Señor nos dijo que le pidiéramos al Dueño de la Mies que enviara trabajadores a su mies. Por eso debemos mantener nuestra oración esperanzada por las vocaciones. Y creernos de verdad que esta es la prioridad más importante, el desafío más grande de nuestra Iglesia hoy. Personalmente estoy convencido de que Él sigue llamando, sigue tocando el corazón de muchos jóvenes. Hay que pedir mucho al Señor por ellos, para que respondan con generosidad a esa invitación que les hace el Maestro, para que descubran que su vida sólo merece la pena vivirla para darla, que sólo el Señor puede darle la plenitud que buscan. También hay que orar mucho por las familias, especialmente, por las familias cristianas. Ellas son la cuna de cualquier vocación. Y debemos animarlas a ser generosas cuando sus hijos crean sentir esa llamada, que no siempre ocurre. O por las comunidades de nuestras parroquias: la propuesta vocacional debe tener un lugar propio, una presencia importante en la labor cotidiana de la Iglesia, ya que a veces parece que nos da vergüenza hablar de ello cuando acompañamos a nuestros jóvenes. Y finalmente, hay que rezar por quienes hemos recibido el ministerio, por los sacerdotes, que debemos ser los primeros animadores de las vocaciones, con nuestras palabras, pero sobre todo con nuestras vidas: enamorados de nuestra vocación, seguro que haremos que los jóvenes puedan preguntarse si ellos también pueden ser felices sirviendo al Señor y a los hermanos. Madre Inmaculada, concede a nuestra Iglesia de Málaga los pastores santos que necesita. Amén. Seminaristas ante la imagen de la Inmaculada durante los días de la novena ×