Noticia La Iglesia necesita hombres y mujeres transformados por el encuentro con Jesús Publicado: 14/01/2015: 7066 Más allá de las vocaciones de especial consagración, está la vocación propia de todo bautizado: la vocación a la santidad que tiene lugar en la vida ordinaria. La comunidad cristiana católica necesita santos. Santos actuales. De andar por casa. Anónimos y significativos. Todos estamos llamados a la santidad. Sólo los santos pueden renovar la humanidad. Servir sin reservas a Cristo, cueste lo que cueste, es lo mejor que podemos hacer en esta vida. Porque el encuentro con Jesucristo nos permite disfrutar interiormente de la alegría de su presencia viva y vivificante, para testimoniarla después en nuestro entorno laboral, académico, social o familiar. Cuando se encuentra a Jesús y se acoge su Evangelio, la vida cambia y uno es empujado a comunicar a los demás la propia experiencia. Son tantos los hombres y mujeres que viven en nuestra Diócesis que todavía no conocen el amor de Dios o buscan llenarse el corazón con sucedáneos insignificantes que no podemos perder el tiempo. Por lo tanto, es urgente ser testigos del amor contemplado en Cristo. La Iglesia necesita hombres y mujeres cuya vida haya sido transformada por el encuentro con Jesús; hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los demás, bien personalmente o a través de las redes sociales de manera virtual.