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"Don Bosco, una oportunidad al futuro", por Pablo Bujalance

Publicado: 18/09/2012: 804

La llegada a Málaga de las reliquias de San Juan Bosco constituyen un estímulo para la reflexión en torno a la materia a la que el fundador de la Congregración Salesiana dedicó su obra: la educación.

Resulta revelador el modo en que Don Bosco se anticipó a buena parte de las corrientes pedagógicas liberadoras del siglo XX a través de dos argumentos fundamentales: la consideración del alumno como centro de todo el proceso educativo y el ejercicio del mismo en un sentido de prevención. 

El santo, que trabajó con jóvenes necesitados en una época marcada por una profunda crisis económica y espiritual que asolaba a toda Europa, entendió siempre la formación como la donación de las herramientas necesarias para que el aprendiz pudiera salir adelante frente a cualquier adversidad, y no como un remedio 'a posteriori' condenado a llegar siempre tarde. Precisamente porque Europa vuelve a atravesar una situación parecida, con miles de jóvenes llamando a un muro que parece negar el futuro, conviene recordar las enseñanzas de Don Bosco con ánimo de hallar una luz en el presente.

La educación, como corresponde a un periodo de incertidumbre, es hoy uno de los primeros motivos de preocupación de los gobiernos. Sin embargo, esta preocupación se ha traducido en un 'usar y tirar' de leyes, proyectos y modelos educativos sin que ninguno de ellos haya brindado los resultados esperados. Pero cualquier ensayo ajeno a la consideración de cada alumno y estudiante como una pieza insustituible (única, rica, diversa, significativa en sí misma, aspirante a cualquier reto desde su singularidad), a imagen de un humanismo cristiano que reivindique la dimensión ética e irrenunciable de la persona y su posición frente al mundo, volverá a dar al traste. Así que toca recuperar el ejemplo de Don Bosco: no habrá mejor consejero para ganar el mañana.

Autor: Pablo Bujalance, periodista

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