NoticiaCotolengo El Cottolengo de Málaga, un refugio de paz para una familia sin posada Publicado: 20/12/2022: 14622 Acogida Una pareja con sus tres hijas pequeñas han sido los últimos residentes en llegar al Cottolengo de Málaga. Lady Alejandra Campos y su compañero habían vendido lo poco que tenían en Cali (Colombia), para emprender una vida mejor en Málaga junto a su hija pequeña, pero a veces las cosas no salen como uno las planea. «aquí les parece normal que los niños puedan jugar en la calle, pero en mi país mueren muchos niños por balas pérdidas y enfrentamientos entre bandas» «Lo habíamos planeado todo. Solo teníamos dinero para un billete de avión y en Málaga vive una buena amiga de mi país con la que podría vivir los primeros meses. Ella me cuidaría a mi hija mientras yo trabajaba de interna para ahorrar y así, poder pagar el viaje de Christian, mi pareja, y mi otra hija». Pero un mes antes de viajar todo dio un giro inesperado, «me enteré de que estaba embarazada y ya no había marcha atrás, el pasaje estaba a mi nombre y al de la niña. Así que seguimos adelante y, al principio, todo fue bien. Yo empecé a trabajar de interna en una casa nada más llegar, pero al mes empezó a notarse el embarazo y me despidieron. No sabía qué hacer. Fue una época horrible, solo lloraba y enfermaba. Fue entonces cuando mi amiga me llevó a Cáritas de la parroquia del Corpus Christi y, desde ese momento, ellos han sido mis ángeles», añade. Los voluntarios de Cáritas de esta parroquia «me ayudaron a que viniera mi marido y también a encontrar trabajo. Él empezó en la construcción y yo limpiando en algunas casas. Todo iba bien, compartíamos un piso con unos familiares recién llegados pero, por una serie de circunstancias, tuvimos que abandonar la casa y nos vimos de buenas a primeras en la calle con las tres niñas; la más pequeña, con dos meses. Así que un amigo nos habló de una casa en Pedregalejo que llevaba años abandonada y, aunque tenía parte del tejado derrumbado, todavía conservaba algunas habitaciones donde poder pasar algún tiempo hasta encontrar una casa mejor». Pero, al segundo día estar allí, un vecino avisó a la policía y se personó en la vivienda. «Ellos llamaron a los bomberos, que dijeron que no había peligro inminente de derrumbe. También hablaron con Puerta Única, que dijo que, no podían ayudarnos». Casa en la que vivían antes de llegar al Cottolengo de Málaga La Cáritas del Corpus Christi, por su parte, recuerda Lady, «siempre estuvo pendiente de nosotros. Nos facilitaban alimentos, nos estaban ayudando a buscar piso e incluso nos ayudaron con el colegio de las niñas y la guardería. Durante el verano, pudimos estar allí viviendo, pero cuando empezó el invierno y las primeras lluvias, el tejado empezó a desmoronarse. En ese momento, vino a visitarnos un matrimonio de Cáritas y, vieron las condiciones de la casa». Ante las previsiones de lluvia diaria de estos días, este matrimonio, que prefiere no revelar su identidad, y otros feligreses de la parroquia, empezaron a llamar a todos sus conocidos para ver quién podía ayudarlos. Fue entonces cuando llamaron al director del Cottolengo de Málaga y le enviaron por wasap las fotografías de la casa. Patricio Fuentes, el director de la Casa del Sagrado Corazón, explica que «cuando me contaron la situación en la que vivían y vi las imágenes, pensé: ¿Cómo van a vivir estos días estas personas? Con las religiosas, buscamos sitio en la Casa donde no lo había, pero esta familia no podía pasar ni un día más así con las niñas tan pequeñas. Ahora estamos viendo cómo ayudarlos a regularizar su situación y a buscar una casa apropiada. Esta es la misión del Cottolengo de Málaga, ser un hospital de campaña que ayude a recuperar a las personas en momentos difíciles y devolverles su dignidad». El Cottolengo de Málaga no recibe ninguna subvención y se mantiene gracias a la Providencia. Cuenta ya con 157 suscriptores de una cuota mensual, la mayoría de 10 €, y ayudas puntuales de personas y empresas, pero necesita muchas más, para poder contar con un dinero fijo con el que, como cualquier otra familia, poder pagar la luz, el gas o el agua. Los interesados en colaborar pueden entrar en casadelsagradocorazon.es. Sobre este último caso, Lisy María, una de las hermanas franciscanas clarisas del Cottolengo de Málaga, afirma: «estamos encantados de que estén aquí con nosotros y se están adaptando muy bien a la Casa». Por su parte, Lady Alejandra asegura que vinieron «a Málaga buscando un futuro para nuestras hijas». Además, añade que «aquí les parece normal que los niños puedan jugar y estar tranquilos en la calle, pero en mi país mueren muchos niños por balas pérdidas y enfrentamientos entre bandas. Yo nací en un pueblo cerca de Popayán, en Colombia, una zona de guerrillas, y mis padres, para sacarme de allí, me enviaron a trabajar como interna en una casa a otra ciudad a los 12 años, por eso no pude terminar los estudios. A los niños que se quedan allí los cogen para sembrar o producir coca. Gracias a Dios, en Málaga estamos a salvo de eso. Nunca olvidaré que llegamos a esta Casa el día de la Inmaculada, a la que le estoy profundamente agradecida. Aquí estamos muy bien. Son muy atentos y mis hijas están a salvo, con un techo que las protege. Mi marido está trabajando en una obra y yo estoy deseando empezar a trabajar».