NoticiaEl santo de la semana Beato Marcelo Spínola, abogado de los pobres Beato Marcelo Spínola Publicado: 15/01/2021: 17594 Obispo santo Hoy 19 de enero celebramos la fiesta del beato Marcelo Spínola, que fue obispo de Málaga de 1886 a 1895. Un hombre polifacético que supo encarnar los valores del Evangelio en los distintos ámbitos por los que el Espíritu le fue llevando. Natural de San Fernando (Cádiz, 1835), a los 21 años ya era un brilante abogado que defendía gratuitamente las causas de los pobres. La vocación al sacerdocio le vino después, ordenándose en 1864. Entre sus primeras tareas pastorales, recibió el nombramiento de párroco de San Lorenzo (Sevilla), donde se desvivió por atender a los más necesitados. Luego fue canónigo de la Catedral hispalense y en 1880 fue consagrado obispo auxiliar de su diócesis. Cuatro años más tarde fue nombrado obispo de Coria-Cáceres, donde se situaba el paradigma del atraso del medio rural en España, Las Hurdes. En esta diócesis funda la congregación de las Esclavas del Divino Corazón que trajo posteriormente a Málaga, donde continúan ejerciendo un reputado servicio en la formación cristiana de niños y jóvenes. Como obispo de nuestra diócesis continuó identificándose con el pueblo recorriendo los pueblos más alejados, visitando cárceles y hospitales, abriendo casas para las personas sin hogar... Nombrado arzobispo de Sevilla, continúa allí su tarea de defensor de los pobres, funda “El Correo de Andalucía” para defender la verdad y la justicia. El Papa lo creó cardenal en 1905 y, al año siguiente, fue llamado por el Padre a su presencia. Junto a los trabajadores El título de “abogado de los pobres” se lo pusieron al Cardenal Spínola los obreros a los que defendía sin exigir honorarios en el bufete que montó nada más licenciarse en Derecho. La causa obrera fue una de sus grandes preocupaciones, en plena sintonía con el papa coetáneo León XIII. La encíclica Rerum Novarum publicada en 1891 refleja parte de ese sentimiento expresado anteriormente por Spínola de que la Iglesia había abandonado a los más pobres. Fue un adelantado en la Doctrina Social de la Iglesia. Denunció los horarios y las malas condiciones laborales de los trabajadores y exigió el descanso dominical. Cuando llegó a Málaga, se encontró una ciudad hundida económicamente a causa de la epidemia de filoxera que acabó con nuestro principal cultivo: la uva moscatel. El obispo movilizó a la Iglesia local para mitigar la angustia y solucionar los problemas sociales. Hoy la Iglesia de Málaga quiere seguir siendo consuelo para tantos, acompañando, tendiendo su mano al necesitado.