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Recuerdos de confinamiento

Publicado: 20/05/2020: 10102

JAVIER RODRÍGUEZ

La pandemia de coronavirus que está viviendo el planeta y el confinamiento para evitar su propagación, han supuesto un gran cambio para aquellos que, cada día, se reencontraban con sus hermanos para celebrar y compartir la Palabra del Señor. Este ha sido el caso de los párrocos de la diócesis a de Málaga que también han tenido que reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos.

Así vivieron algunos párrocos de Málaga las primeras semanas de la cuarentena

Como afirma José López, párroco de Marbella, «hemos pasando días de todo tipo, desde la gran tristeza inicial por el síndrome de la iglesia vacía, a la felicidad que me está aportando mi labor como capellán al poder ir al hospital a acompañar a los enfermos y recibir esa recompensa de gratitud». Para José Miguel Antequera, párroco de Alameda, es una alegría ver que pese a la difícil situación «los fieles nos siguen pidiendo la celebración de las misas de forma virtual o por televisión, tenemos que sentirnos afortunados por ver una Iglesia en salida y viva, es tiempo de “ponerse las pilas” y enfrentarnos a los nuevos retos».

Además, se intenta sacar lo positivo de esta situación, comenta Mario Fernando, párroco de Alhaurín el Grande, «está siendo un buen momento para los retiros y momentos de formación»; en lo que coincide con José Miguel, que afirma que los feligreses están ahí «quieren celebrar la Misa con nosotros y se están adaptando a las nuevas formas».

La lectura ha tenido un papel fundamental para afrontar estos días de la mejor manera posible, explica Manuel Jesús, párroco de Alcaucín, «de todas, siempre la mejor lectura es la Sagrada Escritura: en ella siempre está Cristo». Además, «el confinamiento está siendo un buen momento para leer no solo temas referentes a la Iglesia, sino también para ponerse al día en lecturas atrasadas», comentaba José Miguel, quien relata que uno de los peores momentos fue tener que celebrar funerales con tan pocos familiares: «son momentos muy difíciles en los que se echa en falta el calor y la cercanía. Sin embargo, la vida nunca deja de sorprenderte. Una de esas personas fallecidas, días antes de decirnos adiós, me regaló un libro lleno de escritos y citas, parecía que se estaba despidiendo, era un hombre muy culto».

En cuanto a las relaciones con amigos y familiares, en muchos casos se han visto reforzadas. A pesar de que, como dice Manuel Jesús «hay cansancio, miedo, preguntas sin responder, y ante esto las relaciones se están estrechando, tenemos que estar los unos con los otros. El famoso Zoom también ha llegado en estos días a las parroquias: llamadas, mensajes, etc. Seguimos conectados con el entorno». La música también ha sido de gran ayuda para algunos párrocos «levanta el ánimo» cuenta José López, que desde por la mañana escucha todo tipo de música para amenizar el día, en las tareas del hogar, en el coche, en la ducha, etc.

En lo que a la alimentación respecta, con la Semana Santa de por medio y su gastronomía, «fue difícil resistirse a algunos antojos, pero sin que ello se convirtiera en rutina. Es mucho el agradecimiento por parte de algunos párrocos a las personas de la parroquia por ayudarnos con la comida», dice José. Por lo general coinciden que han tenido una muy buena alimentación y que no ha variado por el confinamiento».

Han sido tiempos de adaptación y cambios continuos.«El gran silencio de calles y templos puede estar siendo una señal que leeremos pasado el tiempo y con calma», comenta Manuel Jesús.«Han sido momentos de esperar para volver a alimentarnos y unir más el alma a Dios por el santo deseo de recibirlo. Lo virtual llena, pero no alimenta».

 

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