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Un tiempo sagrado

Sebastián y Magdalena (atrás, en el centro), junto a un grupo de participantes en los Ejercicios Espirituales
Publicado: 03/08/2017: 7700

Este verano, los lectores de DiócesisMálaga podrán disfrutar de una nueva sección: “El verano de mi vida”. En este nuevo espacio ofrecerán su testimonio personas de distintos ámbitos de la Iglesia malagueña que han vivido veranos cargados de espiritualidad. Un seminarista que ejerce de voluntario en las Hermanitas de los Pobres; un matrimonio que realiza unos ejercicios espirituales o una profesora que lleva a sus alumnos al Camino de Santiago nos acercarán sus experiencias de encuentro con Dios y los hermanos.

SEBASTIÁN DOMÍNGUEZ Y MAGDALENA QUINTANA, MATRIMONIO

Somos un matrimonio que gracias a las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) tuvimos conocimiento de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio y no cesamos de dar gracias a Dios porque un verano decidimos comenzar esta experiencia. El primer verano 4 días, el siguiente otros 4, los sucesivos veranos 5 días… así hasta completar las 4 semanas de los Ejercicios, mas las Reglas de Iglesia. Han supuesto para nosotros un espacio y tiempo que son un gran regalo, un don de Dios, una oportunidad única de “estar con Él” y dejar que Él vaya actuando en nosotros y transformándonos desde dentro, de manera que nuestro estilo de vida, nuestra forma de mirar la realidad, nuestra forma de amar… se asemeje a la Suya.

El carácter contemplativo de los Ejercicios ignacianos, vividos en silencio, interiorizados y abiertos al Espíritu Santo, nos permite integrar vivencias profundas suscitadas y despertadas por la propia contemplación de la Palabra y la vida de Jesús. Ésta nos interpela y nos alumbra en nuestra propia vida. En los Ejercicios no hay propiamente intermediarios: cada uno tiene su personal relación con Dios, aunque disponemos de un acompañante personal que camina a nuestro lado con la gratuidad y la libertad de quien siente que es Jesús mismo quien nos convoca para avanzar en nuestro proceso interior de fe profunda en Él. Elegirlo en nuestras vacaciones es vivir un tiempo sagrado para nosotros, vinculante y comprometido, que nos es primordial para vivir nuestras relaciones humanas y proyectos durante todo el año, porque asegura en nosotros una mirada y un espíritu más sereno, bondadoso y pacificado que mejora nuestra vida de relación con todo y con todos.

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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