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Carlos J. Miguélez, in Memoriam

Publicado: 12/06/2017: 12225

Tras el fallecimiento, el pasado 23 de mayo de 2017, del Dr. Carlos José Miguélez Lago, han sido muchas las personas que han expresado su pesar por tan inestimable pérdida. Unos lo conocían de su actividad profesional, otros desde una relación más personal y otros, como es mi caso, como feligrés de la parroquia Santa María Estrella de los Mares, donde celebraba asiduamente su fe junto a su esposa.

Carlos decía que vivía la medicina como Amor y Misericordia, también la fe tiene mucho que ver con el Amor Misericordioso que conduce a entregarse a los demás.

No es necesario resaltar su labor profesional, tan consolidada hace muchos años, como médico y como investigador. Quizá, debido a su humildad, sea menos conocida su vertiente misericordiosa, que tampoco vamos a agotar aquí sino solo a esbozar. Lo he visto tratar a algunos pacientes y me llamaba la atención su trato “original” en el mejor sentido del término, después he sabido el origen… su entrega, su cercanía, su afán de empatizar para disipar ansiedades, despejar dudas que aterrorizaban, su mano amiga, su abrazo, su alegría optimista pero con peso científico que confortaban y llenaban de esperanza a todas esas familias angustiadas por la enfermedad de su pequeño, algunos con soluciones relativamente fáciles pero con bloqueos psicológicos que requerían atención, otros donde su vida estaba gravemente comprometida, en muchas ocasiones bebés, en otras incluso por nacer, mamás embarazadas a las que le asaltaba la duda de si llevar a término su embarazo… ¡Cuántas vidas ha salvado con la ayuda del “Jefe”, como decía él!

Todo esto le hacía crear unos lazos profundos con sus pacientes. No, no era una mera afabilidad, traslucía mucho más: Amor al prójimo, con mayúsculas.

Desde el año 1978, impulsó la Asociación de Padres cuyos hijos tenían espina bífida. Implicado en esta labor, constituyó en 1992, junto con otros miembros fundadores, la SEIEBH, La Unidad de Espína Bífida en el Hospital Materno Infantil de Málaga, que posteriormente continuó de manera altruista junto con la Dra. Llamas en la clínica Sta. Elena.

Recientemente, en el año 2015, editó un Tratado sobre Espína Bífida, recogiendo el conocimiento de más de cincuenta especialistas en la materia.

Los médicos, que curan, que salvan vidas, también tienen la capacidad de enfermar y Carlos Miguélez se refirió a la muerte con naturalidad, con aceptación.

Pareciera que hacía suyas las palabras de san Agustín: «La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado. Yo soy yo, vosotros sois vosotros. Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho… No estoy lejos, sólo al otro lado del camino…Volveréis a verme…transfigurado y feliz».

Esta es la esperanza que nos queda, la de volver a encontrarlo en la Casa del Padre, donde hay muchas moradas y donde Jesús le ha preparado un sitio.

Discurso del Dr. Miguélez en el Colegio Oficial de Médicos aquí

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