NoticiaSacerdotes Francisco García Mota: «He tenido una vida muy plena» Francisco García Mota · Autor: S. FENOSA Publicado: 04/12/2014: 11524 Francisco García Mota llegó a la educación de la mano de Herrera Oria; a la parroquia de Ntra. Sra. de la Paz, con Emilio Benavent; y a la Catedral, con Buxarrais junto al que lloró cuando supo de su renuncia -El lunes 8 de diciembre se cumplirán 60 años de su ordenación ¿cómo se siente? -Ha sido una vida muy plena. Casi todo el tiempo dedicado a la educación. D. Ángel Herrera, viendo en sus visitas pastorales el analfabetismo que había entre la gente del campo, tuvo una idea maravillosa: crear escuelas rurales y escuelas de magisterio para formar a estos maestros. Conforme iban saliendo estos maestros, se iban construyendo las escuelas, que llegaron a 250 en la provincia. Cuando D. Ángel murió, yo me hice cargo de ellas. Estas escuelas rurales, junto a las escuelas parroquiales, fueron el origen del Patronato Diocesano de donde salió lo que hoy es la Fundación Victoria. Fue una época muy bonita, porque la necesidad de la educación entonces era muy grande. La Iglesia salió al paso y supo dar una respuesta para resolver el problema de la educación de los niños más humildes. -Siempre estuvo ligado a la educación, pero ¿cómo llegó a la parroquia? -Fue con D. Emilio Benavent. Yo le dije: «D. Emilio, déme usted una parroquia, hombre. Yo tengo ganas de una parroquia». Y entonces me dio una que no existía. Tuve que crearla al mismo tiempo que se construyó la barriada. Fue la de Ntra. Sra. de la Paz. Cuando la terminé, vino a bendecirla D. Ángel Suquía. El día de la bendición, en la sacristía, me dijo: «usted es también delegado de Enseñanza, ¿no? Pues venga a verme dentro de unos días y piense qué va a dejar: la parroquia o la enseñanza». Yo fui a decirle que dejaba la enseñanza y me quedaba en la parroquia. Pero me dijo: «yo he pensado otra cosa, deje usted la parroquia y véngase». D. Ángel me pidió además que enseñara Pedagogía en la Universidad de Málaga, donde me fue muy bien. Todavía hoy me reúno con antiguos compañeros. -Y con el obispo D. Ramón Buxarrais tuvo una relación muy especial ¿No es así? -Sí, cuando vino D. Ramón Buxarrais pasé a la Catedral. Primero de canónigo y los últimos 18 años, como deán. Todavía recuerdo cuando D. Ramón me llamó a su despacho en el que tenía un almanaquillo con el 11 de septiembre señalado. Lo cogió y me dijo: «¿ves esa fecha? En esa fecha dejo la Diócesis», yo me eché a llorar, pero esa era la voluntad de Dios.