DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al evangelio del domingo 24 de octubre, por Elena López Abelaira

Elena López Abelaira
Publicado: 20/10/2021: 1507

La profesora de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, Elena López Abelaira, ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo, XXX del Tiempo Ordinario (Marcos 10, 46-52).

Hoy se nos presenta al ciego de Jericó, que reclama la atención de Jesucristo, cuando pasa por su lado, pidiéndole que le cure. Es un evangelio en el que se resalta la importancia de la oración.

Sin embargo, para que podamos rezar y tener la misma fe que este ciego, necesitamos que se
den en nosotros dos aspectos importantes. En primer lugar, debemos reconocer que estamos ciegos, es decir, reconocernos pecadores, algo que no es nada fácil. Todos somos ese ciego, sentado al borde del camino. Puede que estemos en un momento de nuestro camino de fe en el que estamos como sentados, parados en las mismas cosas, en los mismos pecados, habiendo caído en la rutina. Esta posición del ciego nos muestra esa quietud, el ciego que no se mueve hacia nada y que pide limosna, como nosotros que podemos estar pidiendo el afecto de los demás, la ternura, el amor, la comprensión, el dinero.

En segundo lugar, para poder gritar como lo hace Bartimeo necesitamos la fe. Ya hemos reconocido que estamos ciegos, ahora nos hace falta la fe que tiene Bartimeo para reconocer que Jesucristo es el único que puede curarnos la ceguera.

El evangelio nos invita a ser como Bartimeo, que está esperando ese momento oportuno (kairós lo llaman los griegos) en el que Jesucristo pasa, y no puede desaprovecharlo. Se desprende de su manto (esto lo es todo para un ciego) y corre hacia el Mesías sabiendo que lo va a curar.

Diócesis Málaga

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