Un hombre con un gran sentido del humor que habla con un cariño inmenso de su mayor tesoro, su familia: su esposa, ocho hijos, ocho yernos y nueras, 23 nietos y una biznieta. Hace un año publicó su última obra “La nueva vejez. Cómo ser viejo en la era digital y no morir en el intento”.

TESTIMONIO PASCUAL

Esta Pascua de Resurrección en confinamiento está siendo como un regalo. Si la vida entera es un regalo de Dios, podría pensarse que en las excepcionales circunstancias lo es aún más. Sin embargo, en mi caso, antes de esta pandemia, vengo viviendo desde hace bastante tiempo con esa sensación de estar inaugurando cada día como un don gratuito que se renueva al amanecer. Siempre he sido un hombre familiar. Y además de una gran familia.

Pues bien, si la resiliencia a que obliga la amenaza común, agudizada en mi caso por la mayor vulnerabilidad  derivada de la suma de años, me lleva a doblegarme como un junco quebradizo, mi fácil recuperación, gracias a mi mujer, mi gran familia, mis amigos y mi Iglesia me blindan frente a la amenaza del mal. Y la Resurrección del Señor es como el sello de garantía de que "omnia in bonum", que todo es para bien.