«Debo destacar que, en este tiempo, Cáritas ha sabido adaptarse con nota a la era digital, de modo que llega a todos los  rincones de una sociedad multiforme y dispar, como la actual. Nos toca vivir ahora un momento difícil: mi trabajo se limita ahora a la parte virtual, de la que ya me ocupaba,  indagando sobre noticias que señalan  la presencia de Cáritas en la Diócesis.

Esta situación es una oportunidad para descubrir la cantidad de cosas superfluas que conforman nuestra vida “normal”  y de las que se puede prescindir  en gran medida. También para ahondar en la espiritualidad y redimensionar nuestro proyecto vital desde la interioridad de la fe, que a  veces ahoga el activismo. Tengo ocasión así de reanudar la experiencia de silencio y soledad vividos en los retiros, que instruyen el alma y permiten ver el mundo con ojos más serenos. En este mundo convulso, Cáritas es la Iglesia que sale en ayuda de los desfavorecidos, y su acción  es más necesaria ahora que nunca».