ESCUCHA EL CLAMOR

Un hombre rico y un mendigo pobre ocupan nuestra atención en este domingo. Con esta parábola Lucas nos sitúa ante el mundo de los pobres. La muerte de los dos personajes divide el pasaje en consecuencias bien diferentes. Mientras el rico banquetea y vive en la sobreabundancia, el mendigo Lázaro pasa hambre y necesidad. Solo después de morir parece tener sentido la vida de ambos, que en la tierra han trascurrido de forma paralela pero con condiciones materiales opuestas. El rico representa las actitudes y comportamientos de quienes son incapaces de reconocer a tantos pobres que tenemos cercanos. Vive como si no existieran. Solo se preocupa de tener bienes, de vestir bien, de comer en abundancia. Por el contrario, Lázaro son todos aquellos pobres, indigentes, sin techos, excluidos…etc., que tenemos frente a nosotros. Así pues, ¿seremos nosotros capaces de reconocer los “Lázaros” de hoy? ¿Qué se nos pide como cristianos? La respuesta la ofrece Abrahán: «Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen». Este es el gran drama de nuestro tiempo. Que hemos perdido la capacidad de escuchar el clamor de los más pobres. Capacidad de escuchar, acompañar al desfavorecido, integrarlo en la sociedad son tres acciones que todos podemos realizar para aliviar el mundo de la pobreza. Porque no hay más sordo que quién no quiere oír, ni más ciego que quien no quiera ver. Porque nuestra eternidad se juega en lo que hayamos amado y socorrido al pobre. Y si nos cerramos a esta realidad «ni aunque resucite un muerto» podremos evadir nuestra responsabilidad ante Dios. Buen domingo y feliz día del Señor.