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Ana María y Manuel, conversos

Publicado: 09/01/2012: 557

•   Una experiencia de reencuentro con Dios

Manuel y Ana María, feligreses de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, de Málaga, llevaban 25 años casados cuando se "tropezaron" en su vida con el Señor, un encuentro que dio un vuelco a sus vidas.

– ¿Quién era Dios para vosotros? 

–Yo fui criado en el seno de una familia humilde no practicante y sin apego ninguno a la fe. La imagen o conocimiento que tenía de Dios era nula, Dios no significaba nada en mi vida, era algo abstracto. 

–25 años de matrimonio sin fe, ¿han sido años felices? ¿Qué os faltaba, o no os faltaba nada? 

–Sí que lo han sido, basados siempre en la ética y la moral llevadas al máximo exponente, pero sin fe. Con los años, uno va madurando y te das cuenta de que todo no puede estar basado en la rutina de la ética y que tiene que haber algo más (que no conocía ni sabía que podía ser), pero yo me resistía a pensar que la vida era todo eso y nada más. Claro, me faltaba la ilusión de vivir, la fe. 

–¿Cómo fue vuestro encuentro con Dios? 

–Nuestro encuentro con Dios se hace manifiesto en un cursillo de cristiandad, por octubre del 2009, en Villa San Pedro exactamente. Mi vida por ese tiempo era triste, siempre pensando que todo lo que me ocurría malo era por culpa de los demás, que todo el mundo estaba en contra mío, pero resulta que durante el cursillo se produjo el milagro y dejé de racionalizarlo todo en mi cerebro para dejarlo pasar al corazón, en ese mismo instante me doy cuenta que el causante de todos mis problemas soy yo mismo. Fue un encuentro conmigo mismo que me despejó de una vez por todas la incógnita de mi vida. 

–¿Cuántos hijos tenéis, cómo lo han vivido ellos? 

–Tenemos dos hijos, el mayor, Miguel Ángel y el pequeño, José Manuel, de 25 y 21 años respectivamente. Bueno, al regresar del cursillo no nos respetaban, creían que estábamos mal de la cabeza (no le podíamos reprochar nada, pues tampoco han sido educados en la religión, sino que lo han sido al 100% en ética y moral). Con el paso del tiempo y viendo en nosotros ejemplo diario de que Jesucristo es el centro de nuestras vidas somos más felices, se empezaron a preguntar ¿Qué les pasa a estos dos? y poco a poco terminaron por aceptar que era cierto, que estábamos con Jesucristo. Ya nos respetan e incluso nos preguntan por cosas de él, cosa impensable antes. 

–Y desde entonces, ¿en qué ha cambiado vuestra vida? 

–Nos hemos integrado en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, del Puerto de la Torre, seguimos con los mismos problemas que puedan tener el resto de los mortales, la diferencia es, que tenemos a Jesucristo y herramientas suficientes para resolverlos. Llevamos una vida de formación, oración y acción, que nos llena de felicidad y nos hace superar todas las adversidades con más facilidad. 

Te cuento una anécdota curiosa, durante el cursillo hacíamos 25 años de casados y yo le juraba a mi mujer que no celebraría las bodas de plata por nada del mundo, pero fíjate, que el Espíritu Santo obró el milagro y con el sacerdote que nos acompañaba en el mismo, renovamos las promesas matrimoniales. 

–¿Estábais bautizados? ¿Habéis redescubierto vuestro bautismo? 

–Sí, yo estaba bautizado, pero nunca fui practicante, mi religión fue heredada, no buscada. Antes la gente, como ahora, se bautizaba, hacía la 1ª comunión y se casaba por la Iglesia, porque así ha sido por muchos siglos. 

Bueno, más que redescubrir nuestro bautizo, lo que nos dio fue más fuerza para terminar de ser cristiano y decidimos recibir el sacramento de la confirmación y la verdad es que desde entonces nos sentimos más dichosos si cabe. 

Autor: diocesismalaga.es

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