NoticiaArte Manuel Toledano: «El arte es terapéutico para el público y el creador» Manuel Toledano en su taller Publicado: 03/05/2020: 19926 Manuel Toledano Gómez (Málaga, 1974) es tallista. Siguiendo la estela de su padre, su obra marcada por una extraordinaria calidad, está dejando en Málaga una impronta que pasará a la historia del arte cofrade. ¿Cómo definirías tu obra? Empezamos fuerte ¿eh? ¿Que cómo definiría mi obra? Créeme que sé perfectísimamente cómo es mi obra, por supuesto. Qué partes de la misma son destacables y qué otras, muchas todavía, son mejorables. No hay absolutamente nadie que tenga el conocimiento y percepción de mi labor que yo mismo, eso es evidente; como tampoco hay ni habrá y esto es quizás lo más importante, juez más implacable ante ella que nosotros mismos. Quizás por ello me cueste enormemente, por una cuestión de profundo pudor, mencionar adjetivo alguno que la defina. Para responder esta pregunta habrá que esperar todavía a que se desarrolle más y que, en definitiva, sean otros los que la valoren. En estos tiempos de pandemia, ¿se vuelve el artista más creativo? Son tiempos raros estos últimos los que nos está tocando vivir… no sé si más creativos; aunque ya sabes que las musas existen y son reales, te tienen que dar el pellizco trabajando y trabajar, lo que se dice trabajar en estas semanas... pues como nunca; pero lo que sí son, como te decía, al menos para mí, son tiempos mucho más reflexivos: la imposibilidad de contacto social, el contar con más horas para desarrollar múltiples actividades me lleva a la introspección y meditación, aparte de tener más tiempo para leer, escuchar música... en eso sí siento el cambio en la últimas semanas. ¿Qué papel juega la esperanza en el arte? La esperanza en el arte la veo totalmente plasmada en Ars Longa, Vita Brevis; tenemos, ¡tengo! la esperanza última de alcanzar ese ideal, ese sol definitivo de perfección y belleza artística que sé que está ahí y al que es muy difícil acceder por nuestra simple limitación humana y temporal. Quizás sea esa esperanza, por lo menos en mi persona, y enfocada en el contexto de tu pregunta, el combustible del motor que empuja cada día mi labor. ¿La belleza salvará el mundo? Esa es una cuestión muy relativa y humana, demasiado humana; está claro que la belleza es fundamental en nuestra vida. Nos sentimos atraídos irresistiblemente hacia lo bello. Indiscutiblemente, hay un trasfondo -como en tantos ámbitos de la vida-, entiéndaseme por favor bien el término que esta es una publicación religiosa-, de carácter sexual, de conservación de la especie, de querer y legar lo mejor de nosotros mismos. A ello estamos predispuestos desde nacimiento y tengo claro que la belleza juega un papel importante en todo ello. Pero, claro, la belleza humana es muy relativa como te decía; lo que para alguien de nuestra cultura y época puede resultar muy bello, no lo puede ser tanto para otra u otro momento. Así que más que quedarse con el ideal -más o menos parejo que pueda tener nuestra sociedad en este momento de qué es eso de lo bello, habría que ampliar las miras y centrarse en el concepto amplio del término. Y por supuesto, ayuda a nuestra salvación porque ya lo ha hecho a través de la historia. ¿Qué te aporta esculpir una obra? Verás, al principio, todos y cada uno de los pasos que guiaron mi rumbo a través de la talla, de esa perspectiva temporal que me fijé hace ya algunos años, venía marcada irremediablemente por el recuerdo, y el honor a mi padre, en la continuidad de una labor que él inició. Con el tiempo, no te digo que esa fuerza inicial no sea importante, pero ello se diluye también en otras motivaciones. Es difícil explicar pero llega a formar parte de tu vida algo con tanta intensidad, que es como respirar o algo así. Se convierte en algo natural a lo que no puedes renunciar. Para nada se puede identificar con un trabajo tradicional en el que echas tus horas, cobras y ya está, no; no se trata de eso. Volviendo a tu cuestión, tallar me aporta ser yo mismo, y eso es mucho más de lo que el dinero o el reconocimiento o la fama o yo qué sé, puedan lograr. ¿Aporta el arte religioso algo a la construcción social? Vaya preguntas (ríe) Claro que puede ayudar. Fíjate, que si sólo nos centramos en el mundo de la Semana Santa, todo lo que la rodea es muy visual e impactante. Todos sabemos que si la fiesta religiosa se celebrase con cánones más austeros, no digo auténticos porque no tiene por qué, sino más sencillos, con menos alharacas y poder visual y sonoro ¿cuántos de los que hoy vamos, y me incluyo el primero, a ver procesiones continuaríamos yendo? Si el crear un arte poderosamente visual y atractivo ayuda a obtener cohesión social, acercamiento a la fiesta y tradición por parte de la gente y, lo que es más importante, acerca por ese camino al mensaje último de amor del cristianismo, si se atrae a más y más gente en esa dirección, pues bienvenido sea. Estamos si se piensa, siguiendo básicamente así lo planteamientos tridentinos de hace ya un montón de años... ¿Es el arte terapéutico? Por favor. Sí rotundo. Cuántas veces la audición de una buena pieza musical sirve de lenitivo a un problema. Sólo con un ejemplo así se comprendería la aseveración. Por supuesto, el arte es terapéutico en ambas direcciones, para el público destinatario y para el creador mismo. ¿De qué necesita el mundo para ser más auténtico y bello? El mundo es profundamente auténtico y bello; todo y por donde miremos es un auténtico milagro. Lo que no podemos otorgarnos es la arrogancia humana de pensar que este mundo es un excremento, como muchos piensan, no porque el hombre, el ser humano como ser natural lo sea, sino porque las relaciones de convivencia que se establecen entre los hombres no sean lo más moral y éticamente posibles; ahí sí hay camino por recorrer, es una profunda evolución de siglos de historia. Pero llámame optimista si quieres, porque a pesar de nuestras faltas, también podría ser un mundo francamente peor del que es... ¿Te queda algo por decir? ¿Me harán alguna vez una entrevista tan contundente como esta? Muchas gracias Rafael.