«¿Qué importancia atribuye la Santa Sede a la Agenda 2030?», se ha preguntado Mons. Auza, nuncio del papa en España, durante su intervención. Y ha explicado que «a lo largo de las negociaciones, la Santa sede presentó puntualmente sus posturas, como todas las delegaciones, sus rechazos, sus dudas, sus sugerencias, así como sus notas de reserva en el momento de su adopción. El documento más importante al respecto es la nota de la Santa Sede que yo mismo personalmente presenté el 25 de septiembre de 2016, primer aniversario de la adopción de la agenda. Todas estas reservas están ahí, son 26 páginas». Y es que el obispo filipino, antes de ser enviado a la nunciatura española, fue observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York y ante la Organización de los Estados Americanos (OEA). Por lo tanto, conoce de primera mano cómo fueron esas negociaciones y en qué aspectos las propuestas de la ONU no podían ser aceptadas en su totalidad.

«La Santa Sede, continuó Auza, creía y sigue creyendo en las buenas intenciones objetivamente loables que están detrás de los esfuerzos de la comunidad internacional para adoptar una agenda de futuro como respuesta a los desafíos mas urgentes que afectan a la humanidad. La Santa Sede no podía desentenderse de los problemas enormes de pobreza, de hambruna, de guerra y violencia, de desigualdades entre mujeres y hombres y entre países y sociedades que son cuestiones tratadas en la Agenda 2030 y de las que también se ocupa la Doctrina Social de la Iglesia». 

Entre las reservas que explicó, destacó las relacionadas con el uso de términos como el de "salud sexual y reproductiva", que esconden, en realidad, una apuesta por el aborto como señala en el siguiente vídeo: 

Asimismo, denunció en línea con el Santo Padre, el peligro de la "colonización ideológica": «frente a la colonización de los siglos pasados, colonización sobre todo territorial, de pueblos, tenemos ahora la colonización ideológica. ¿Qué es esto? Es el peligro de las interpretaciones de los objetivos por parte de cada país, de cada político, de cada institución. Si para mí el término de salud y derechos reproductivos y sexuales, incluye el aborto. Entonces, voy a aplicarlo». En este sentido, denunció que los países ricos vinculan sus donativos a la adopción de estas interpretaciones ideológicas: «¿Por qué se ayuda a los países pobres según las prioridades políticas del donante, no según las necesidades del país receptor? Por ejemplo, la Unión Europea dice: "ustedes son pobres porque son demasiados. Entonces, hay que controlar la población y voy a poner mi dinero, todo mi dinero, en el control de la población. Esta ya es una colonización ideológica porque los proyectos deberían ser aprobados según las prioridades del país pobre, del país ayudado. Pero ellos no tienen absolutamente ninguna posibilidad de definir su prioridad. Quien tiene el dinero, decide. Y esto es absolutamente contrario a los principios fundamentales en el espíritu de las Naciones Unidas». 

Asimismo, el nuncio explicó las incongruencias del documento de la ONU que adopta los planteamientos de la ideología de género y «mientras que en unos puntos habla de género fluido, en otros, como en el de la violencia contra la mujer, diferencia claramente entre sexos biológicos».