DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al evangelio del Domingo XXIV del Tiempo Ordinario

Publicado: 11/09/2015: 1320

El sacerdote diocesano y párroco de Santa Inés (Málaga), Francisco Castro, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XXIV del Tiempo Ordinario.

A menudo, los retos, las crisis que no podemos programar ni controlar, nos asaltan en la vida de improviso. En esos momentos se prueban las motivaciones y los criterios que verdaderamente nos impulsan y guían. Yendo de camino por tierra extranjera, Jesús decide probar a sus discípulos preguntando: “¿Quién soy yo?”. Esta pregunta está en el centro mismo del relato de Marcos y sigue resonando por los siglos esperando la respuesta de cada uno. Jesús reclama una respuesta por partes: primero, qué dice la gente; después, qué dicen ellos.

Así da a entender que lo que Él sea para la gente depende de lo que Él sea para sus discípulos. En el diálogo personal y franco con el Señor, no sirve de nada preparar un discurso para engañarle, ni engañarse, ni pretender engañar a otros. No puede haber auténtico testimonio sin testigos. Solo el encuentro personal con Cristo puede impulsar y sostener la evangelización. Los discípulos no pueden ocultar su miedo ante lo que Jesús les plantea. Han llegado hasta aquí, gozando de la compañía del Maestro que les ha elegido, pero ¿hasta dónde podrán seguir? ¿Merece la pena? Ser discípulos de Jesús es quizá solo una aventura pasajera, una opción revocable, una experiencia interesante para recordar. Pero Jesús reclama todo: la vida entera. ¿No habrá algún atajo o rodeo que evite la cruz? ¿Hay algún seguro para una vida entregada a corazón abierto? Sobre todo, ¿quién es él para exigir tal respuesta? Esa es la cuestión decisiva. Seguir los pasos de Jesús, el Mesías e Hijo de Dios, no puede hacerse a tiempo parcial. Es preciso creer con toda la vida, esperar con toda la lucha, amar con todo el dolor, morir... para resucitar.

Diócesis Málaga

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