DiócesisComentario al Evangelio

Comentario al evangelio del Domingo XI del Tiempo Ordinario

Publicado: 12/06/2015: 1092

Juli Gavira, Misionera de la Esperanza, ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo.

Aquí encontramos a Jesús en uno de esos momentos destinados al adoctrinamiento intensivo de los suyos.

Son palabras aparentemente simples pero densas de contenido. Dos sujetos: El Reino y la actitud de los que estamos llamados a construirlo. En la primera, se trata de una semilla que un hombre echa en tierra.

¡Cuánta semilla echada al aire, por él y por los suyos! Al hombre se le pide algo pequeño, que está en sus manos: Sembrar la semilla. ¡Este Dios que insiste en asociarse con su criatura! Luego se le pide algo más difícil, pero ¿Dónde está el secreto?: La confianza. Vivir tranquilo, sabiendo que el Dueño hará el resto. Es la experiencia de que el milagro se produce fuera de nuestro control. A esa semilla le interesa saber que su fin no es quedarse en un tallo frondoso, sino que crece para granar y, por lo tanto, no debe frustrarse cuando ve llegar la hoz, porque, como potencial de vida que ella es, su muerte es la cinta que se rompe al llegar a la meta. En el segundo caso, esta semillita de mostaza se ha convertido en un frondoso árbol al que van a cobijarse los pájaros y que cuando se cansa de tan ruidoso inquilino, vuelve la vista atrás y se acuerda de que la razón por la que ha llegado a ese estado es porque esta destinado a cobijar y dar seguridad a esas otras criaturas. Resumiría el mensaje de estas parábolas en que cumplimos nuestra misión de constructores del Reino cuando:
-Crecemos y damos fruto hasta dar la vida como él.
-Nos dejamos utilizar, como terreno expropiado.
-Todo esto, como la levadura, desapercibidamente.
El peligro es sentirse propietario.

Diócesis Málaga

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