NoticiaEntrevistas Eduardo Pastor: «La Sentencia celebra el rosario de la aurora más antiguo de Málaga" Publicado: 08/10/2012: 5464 La devoción que siente hacia la Virgen del Rosario le hace vivir este mes de octubre con la ilusión de un niño, la misma con la que comenzó su vida cristiana en el Colegio San Estanislao de Málaga o con la que se vistió su primera túnica de nazareno para acompañar a la Virgen de la Soledad de Mena. Así lo confiesa Eduardo Pastor, hermano mayor de la Sentencia y Presidente de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga. –¿Cuál es el primer recuerdo de su vida creyente y cofrade? –La creyente tengo que mirar mucho más atrás. Uno siempre recuerda su primera comunión como el primer acontecimiento de su vida religiosa. Yo estudié en el colegio de San Estanislao, en El Palo, y recuerdo con mucho cariño mi primera comunión, con 7 años, porque ha sido la única vez que se ha hecho en el campo de fútbol "de la primera". Vivimos ese momento con mucha más emoción, si cabe, por ser en ese lugar extraordinario. Ése es el primer momento en que uno se da cuenta de que vive la fe cristiana. Desde el punto de vista cofrade, también los primeros pasos los di con esa edad. Salí de nazareno con la Virgen de Soledad, de Ávalos, en Mena. Participé en Estudiantes, que era otra de las "obligaciones" del joven de aquel momento, y a pesar de la dificultad lo conseguí. Y ya con 16 o 17 años, por una vinculación del Colegio de San Estanislao con la cofradía de la Sentencia, empecé en esta cofradía y hasta este momento. –¿Qué lugar ocupa la devoción al Rosario en su vida? –No puedo decir que el primero porque me regañan los del Cristo de mi cofradía, pero yo entré en la Sentencia como hombre de trono de la Virgen del Rosario y salvo un par de años que salí de capataz en el Cristo y un año con la Cruz Guía, siempre me he vestido del celeste de la Virgen. Tengo que decir con mucho orgullo que soy hombre de trono de la Virgen del Rosario. Al ser hermano mayor comparto la devoción entre los dos titulares, porque además la tengo, y octubre es, para nosotros, un mes muy importante. Fíjate si lo es que cuando hicimos nuestra página web pedimos que, en este mes, se cambiara el color de la página a tonos azules. Es un mes en el que podemos llevar a gala una tradición que se ha consolidado y de la que el año que viene haremos 75 años: el Rosario de la Aurora. Es el más antiguo de Málaga y nos llena de orgullo a los cofrades de la Sentencia. Aparte de hacer el triduo y celebrar la festividad de la Virgen, éste es uno de los acontecimientos más importantes del año. Ya estamos deseando que llegue el 2013 y poder tener un año dedicado a esa advocación tan bonita. Además, esta oración la realizamos con frecuencia, porque nuestro director espiritual nos invita a rezarla con él cada vez que tenemos una celebración. –Puede haber quien piense que es algo pasado de moda, que aporta poco al cristiano actual... –Rezar siempre tiene que aportar. Obviamente llevamos muchos años rezándolo, pero ¿cuántos llevamos rezando el Padrenuestro? Es verdad que se ha perdido la tradición antigua de hacerlo a diario, pero ¿buscar un momento en el mes para rezar el rosario? Creo que los cofrades deberíamos hacerlo. En nuestra cofradía nos tomamos muy en serio el rezo del rosario. Ojalá desde las cofradías podamos seguir manteniendo y fomentando esta tradición para que no se pierda. - ¿Cuáles son, en su opinión, las asignaturas pendientes de la religiosidad popular hoy? - Nos falta no quedarnos atrás. Lamentablemente los momentos son malos y estamos perdiendo nuestra esencia religiosa. Ahí tenemos que estar los cofrades. La falta de sacerdotes cada vez va a ser más grande y más urgente cubrir esa carencia. Yo creo que las cofradías tenemos que hacer mucho en ese sentido, e implicarnos cada vez más con nuestras parroquias, con la caridad, con los movimientos misioneros... siempre unidos y siempre empujando. Con la JMJ hemos visto como en torno al Papa es posible congregar a multitudes, y eso debemos seguir haciéndolo, ser capaces de mover a los jóvenes. Este año tenemos que estar ahí difundiendo y alentando a la participación en la nueva Jornada Mundial de la Juventud, aunque no podamos ir a Brasil y tengamos que hacerlo en el Rocío, pero que nuestra voz no se apague, y seguir diciendo que nuestro papel en el mundo es muy importante. - ¿Qué retos tiene la Agrupación en estos tiempos de crisis? - El primer reto es intentar coger las bases de lo que nos han dejado los anteriores presidentes, sobre todo en los últimos años de Rafael recio, de cuyo equipo he formado parte cinco años, y he sido partícipe de muchas de las cosas que hemos querido hacer últimamente. Esa base no la podemos olvidar. Esto no significa que tengamos que ser continuistas, esa palabra que tanto usan los periodistas, no me gusta. Creo que hay que continuar con lo bueno que se ha hecho, pero al entrar personas nuevas, simplemente por eso, cada uno va a aportar algo distinto. Sobre esa base buena económica, administrativa, patrimonial, de relaciones con las instituciones sociales, con la Iglesia, que tanto se han cultivado en estos años, a partir de ahí debemos intentar mantenernos en estos difíciles momentos. No es tiempo de grandes proyectos ni de aspirar a hacer muchas cosas. Debemos estar con los más necesitados. No ya a nivel de agrupación sino de cofradías nos van a fallar subvenciones, ingresos de los propios hermanos, contribuciones de particulares... Como Agrupación debemos colaborar con los más necesitados y con las cofradías, porque como hermano mayor de una cofradía, sé lo que estamos pasando y lo que vamos a pasar en los próximos años. Como retos, las propias elecciones marcaron una serie de ilusiones, de proyectos en los que ya estamos trabajando. Yo estoy sorprendido por las comisiones que se han formado, y están todos con sus equipos trabajando con una ilusión y esfuerzo sobre toda medida. Ojalá estos proyectos puedan aportar a nuestra Semana Santa, a nuestra Diócesis, a nuestra ciudad... algo nuevo y, sobre todo, que los cofrades sigamos estando donde tenemos que estar, que es en la primera línea no solamente como institución sino como personas comprometidos. Autor: Ana María Medina