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Descubriendo la llamada

Interior de la capilla del Seminario Diocesano // M. J. OTERO
Publicado: 15/11/2017: 14641

CARTA ABIERTA. Gerardo Martínez, delegado de Pastoral Vocacional de la Diócesis de Málaga, sobre la tercera prioridad pastoral diocesana: "Seguir impulsando la pastoral vocacional".

Este curso, de nuevo con ilusión renovada, hemos empezado el trabajo realizado en el curso pasado, retomando lo vivido.

El año pasado se visitaron todos los arciprestazgos de la diócesis de Málaga proponiendo a todos los sacerdotes para que se implicaran en la tarea de a animar a los jóvenes de sus parroquias en el planteamiento vocacional, y a que les presentaran los encuentros vocacionales para chicos y chicas de 16 a 25 años, donde estaba incluido el Seminario Menor para chicos que actualmente estuvieran cursando el bachillerato. Además, se visitaron grupos de jóvenes, especialmente de las parroquias de la capital, para invitarlos a que se preguntaran sobre su vocación e invitarles a los encuentros vocacionales, y ofrecerles acompañamiento en el caso de que no lo tuvieran. Se participó en algunas coordinadoras arciprestales de jóvenes, además de retomar una coordinación con Pastoral Universitaria y Pastoral Juvenil. También se ofrecieron dos espacios nuevos para el acompañamiento en el edificio de las delegaciones de la parroquia de San Juan y en el despacho de Ciencias de la Educación en la UMA y se participó conjuntamente con Pastoral Juvenil en el Campo de Trabajo Lázaro.

Este año queremos seguir trabajando en la línea de ayudar a los jóvenes a descubrir, con la ayuda de Dios, a qué los llama, de una forma alegre, sencilla y nueva. Estamos convencidos de la necesidad de que los jóvenes descubran su camino, pues es la forma de realización que van a tener en sus vidas. A lo que Dios nos llama es aquello que llevamos dentro. Para descubrirlo tenemos que poner unas estructuras de apoyo que ayuden a que esa vocación salga adelante. Esto no es cosa de curas, ni el matrimonio es algo que se realiza porque alguien no quiere ser ni cura ni monja, sino que es una llamada que hay que descubrir y ayudar a descubrir. Probablemente Picasso nunca hubiera sido pintor sin un padre que le alentó y le ilusionó con la pintura.

Necesitamos curas radiantes de vida, que dé gusto estar con ellos por la alegría que transmiten, por la vida que llevan, que les hace vivir llenos de la gracia de Dios. Necesitamos de matrimonios unidos que nos muestren que es posible el amor, que eduquen a hijos que valgan para el mundo, y así valgan para Dios, como decía Ignacio de Loyola, y religiosos que den testimonio de una vida fraterna, signo del Reino de Dios. Esperamos con alegría el próximo sínodo que tratará de la Pastoral Juvenil y Vocacional y marcará las nuevas líneas de trabajo para nuestra pastoral.

Diócesis Málaga

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