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El relicario de san Sebastián

Publicado: 22/12/2021: 6944

Las peregrinaciones medievales alentaron la veneración a las reliquias de los santos, en paralelo al convencimiento de reservarlas en maravillosos contenedores o relicarios, elaborados en materiales preciosos que la Iglesia asimiló a la carne inmortal de quienes gozan de la presencia de Dios, en la plenitud de la gloria divina.

Los relicarios adoptan diferentes tipologías; tipo arqueta (en forma de expositor u ostensorio), de traza arquitectónica (modo pirámide o templete), o bien “anatómicos” cuando adoptan la forma del busto o de aquella parte del cuerpo de la persona santa que custodian.

En 1600, el Colegio de la Compañía de Jesús de Málaga encargaba “un brazo de plata para la reliquia del glorioso Santo San Sebastián, de valor 800 reales”. Revela un concepto completamente escultórico que reproduce el brazo derecho del mártir, ricamente revestido de un paño recamado a modo de manga. Aparece en actitud de levantar y mostrar con ademán triunfante una de las flechas simbólicas de su célebre primer martirio, acaecido en tiempos del emperador Diocleciano.

El realismo anatómico y la acusada inspiración naturalista de la mano coexisten con la interpretación de las texturas de los drapeados y pliegues, sin olvidar los delicados esgrafiados o “picados de lustre” con motivos florales y vegetales. En 1679, Diego Jurado, patrono del Colegio jesuita, mandó dorar la pieza. En 1777 pasó a la Catedral al disolverse la Compañía.     

Juan A. Sánchez López

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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