Una grata sorpresa del creador de series como ‘Aladina’ o El inquilino‘. Paco Arango, en su opera prima, se inspira en su experiencia con la fundación “Aladina”, durante 11 años, que ayuda a niños enfermos de cáncer durante su estancia en el hospital.

Resalta lo bueno que tiene el ser humano ante situaciones desesperadas, no te deja en solitario ni a la espera de una simple emotividad. Nos sitúa en una realidad cotidiana: un personaje que se mira sólo a sí mismo y a sus problemas. Un encuentro inesperado con la cruda realidad del sufrimiento le hace pensar y encontrar un sentido para su vida. Resalta lo bueno que tiene la persona, una apuesta valiente. Todo envuelto en un lenguaje positivo, cercano a la comedia sin caer en el drama doloroso. Una película necesaria en estos tiempos. Arango tiene unos referentes como Frank Capra, y propone, sin rubor alguno, la cuestión de la fe en Dios.