Marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta no cuesta nada. Esto quiere decir que, si nos sale a devolver, nos van a devolver lo mismo; y si nos sale a pagar, vamos a pagar exactamente la misma cantidad. La diferencia está en el destino que Hacienda dará al dinero recaudado. Si marcamos sólo la casilla de la Iglesia Católica, el 0,7 por ciento de nuestro dinero servirá para sostener la inmensa labor evangelizadora y social de la institución, mientras que el 99,3 por ciento restante, se destinará a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Si marcamos las dos casillas posibles (la de la Iglesia y la de "Otros fines sociales"), el 0,7 por ciento de nuestro dinero irá para la Iglesia; otro 0,7 por ciento irá para organizaciones de acción social (muchas de ellas de la propia Iglesia) y el 98,6 por ciento restante será para los PGE. Pero si no marcamos ninguna de las dos, el 100 % de nuestros impuestos se los quedará el propio Estado.

Ciertamente, cada vez somos más los que reconocemos la importancia de un gesto tan sencillo como marcar una "x" en la declaración de la renta. Porque estas equis, multiplicadas por millones de declaraciones que se presentan en toda España, se transforman en euros que son imprescindibles para que la Iglesia pueda seguir desarrollando su labor en favor de tantos que necesitan tanto. En la última campaña, el número de declaraciones a favor de la Iglesia aumentó en 66.000, haciendo que el número total superara con creces las 7.250.000. Pero hemos de seguir insistiendo, porque aún hay un 65 por ciento de declaraciones en las que no aparece la asignación tributaria para la Iglesia Católica. 

 

Artículo de Antonio Moreno publicado en la revista "Diócesis"