NoticiaHistoria de la Iglesia Los papas reformadores Publicado: 07/09/2016: 6289 Fueron los papas del último tercio del siglo XVI quienes, personalmente, emprendieron con eficacia las reformas establecidas en Trento. El primero de ellos fue Pío IV (1559-65), quien nombró una comisión cardenalicia, futura “Congregación del Concilio”, para vigilar y exigir lo establecido en Trento. Reformó la curia, redujo el personal a su servicio, suavizó el “índice” de libros prohibidos y redactó la Professio fidei tridentina, cuyo objetivo era salvaguardar la pureza de la fe. En este pontificado destaca la figura del sobrino del papa san Carlos Borromeo, verdadero artífice de la reforma. Lo sucedió san Pío V (1566-72), dominico, de humilde origen, piadoso y santo; con el ejemplo de su vida llegó a cambiar la vida poco edificante de la propia Roma. Mandó publicar el “Catecismo Romano”, manual para el clero parroquial; reformó el breviario y publicó, en 1570, el “Misal romano”. En política exterior, invitó a los príncipes cristianos, especialmente a Felipe II de España, a participar en la Liga Santa contra el Islam, obteniéndose la importante victoria de Lepanto. Poco afortunado fue al condenar y excomulgar a Isabel de Inglaterra. Su sucesor, Gregorio XIII (1572-85) fue un gran jurista e intelectual. Ordenó la revisión del Derecho Canónico; convirtió el Colegio Romano, fundado por san Ignacio, en la célebre Universidad Gregoriana; creó en Roma el Colegio Inglés; protegió e impulsó el Colegio Húngaro, el Colegio Germánico y el Colegio Griego. Estableció numerosas nunciaturas y reformó el calendario juliano (el 4 de octubre de 1582 se convirtió en el 15 de octubre del mismo año). El franciscano Sixto V (1585-90), dotado de gran energía, se preocupó de todo. Creó quince congregaciones de cardenales para ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia. Reglamentó las “visitas ad limina”; fundó la imprenta vaticana; urbanizó Roma dotándola de nuevas calles y conducciones de agua… En su pontificado, se terminó la construcción de la cúpula de San Pedro. Con este pontífice termina el ciclo de los grandes papas reformadores. Ellos y el colegio cardenalicio intentaron transformar la sociedad cristiana tan necesitada de reforma.