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Cristianos de toda la diócesis reflexionan sobre la inmigración

Publicado: 28/05/2012: 2792

Crónica de la última jornada de Pastoral de Migraciones celebrada en Málaga.

Convocados por la Delegación diocesana de Migraciones y Pastoral Gitana, nos reunimos el pasado sábado 21 de mayo cristianos procedentes de toda la diócesis, interpelados por la realidad social de las personas migrantes, así como por el reto pastoral que representa para nuestras comunidades una nueva Evangelización que nazca del fomento de la participación y la comunión de todos los creyentes, con especial atención a los procedentes de otros pueblos y culturas.

Tras la presentación inicial, por parte de Ramón Muñoz, delegado diocesano de Pastoral Social, los participantes en las jornadas tuvimos ocasión de orar, reflexionar y analizar esta realidad. Reunidos por grupos en un primer momento, comenzamos mirando el mundo que nos rodea, descubriendo y compartiendo las luces y las sombras que, en relación a la inclusión de las personas inmigrantes en las comunidades cristianas, se están dando en nuestras parroquias. Comprobamos que es un hecho gozoso su presencia en las eucaristías, en los grupos de catequesis, en algunos procesos formativos… También pudimos constatar las limitaciones propias para unas personas a las que la situación social de desarraigo o itinerancia les obstaculiza tener una participación estable y constante en nuestras comunidades, así como las dificultades de vivir la fe con unos ritos y tradiciones diferentes a los de sus propias culturas. Precisamente por el desafío que supone ir dando cauce a estos retos, vimos la necesidad de priorizar este tipo de pastoral misionera e inculturada. Asumiendo que cada comunidad tiene una particular idiosincrasia y contexto, de la misma forma comprobamos que cuando se sienten como propios los problemas de las personas migrantes, y se fomenta la formación de agentes de pastoral dedicados a esta tarea, se van dando pasos en cercanía, presencia social y evangelización.

La Palabra de Dios y la Doctrina Social de la Iglesia iluminaron la reflexión en el siguiente momento de las jornadas. Numerosos textos nos hablan de la centralidad en la Biblia de la acogida al pobre y al marginado, y en concreto, al inmigrante y extranjero, que debe ser reconocido como una más, y es elevado por Jesús a signo de la presencia de su Reino (“Fui extranjero y me acogisteis, Mt 25, 35). Diversos documentos sociales de nuestra Iglesia, desde el fundamento de nuestra catolicidad, pusieron de relieve el papel positivo que representan los inmigrantes en los países de acogida y la necesidad de preservar sus derechos inalienables.

Precisamente el compartir diversas experiencias de comunidades abiertas fue el colofón de estas jornadas. Así, pudimos comprobar cómo es posible, cuando una comunidad se siente llamada e interpelada por acoger, convertir en protagonistas e incorporar de pleno derecho a las personas de cualquier nacionalidad que se acercan a nosotros, ser referentes en nuestros pueblos y barrios, y promover iniciativas sociales a favor de estos hermanos nuestros, desde sus necesidades e inquietudes, y de este modo ir construyendo comunidades fraternas donde todos encontramos nuestro lugar. Este fue el testimonio de fe y compromiso que se nos transmitió desde las comunidades María Madre de Dios (Málaga), San Juan (Vélez-Málaga) y Nuestra Señora de la Paz (Parla, Madrid). En el rico diálogo posterior a estas intervenciones pudimos compartir, enriquecernos e interpelarnos con las vivencias expuestas. Experiencias que suponen, como comentaba una de las participantes, el reto de que asumamos verdaderamente el querer ser “comunidades eclesiales danzando al son de la interculturalidad”.
 

Autor: Delegación de Pastoral de Migraciones

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