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Historias de conversos

Publicado: 15/11/2011: 1408

Un pandillero, un boxeador, una estudiante, un escultor, una actriz. No hay dos iguales. Una empresaria, un malabarista, una escritora, una modelo, un terrorista… Dios saltó a su vida de modo sorprendente. Tuvieron miedo. Pero aseguran que salieron ganando. En México, Japón, Francia, China, España, Estados Unidos… Un conductor de autobuses, un intelectual, un homosexual que ejercía la prostitución...

El autor de La Última Cima, el director de cine Juan Manuel Cotelo, ha concluido su más reciente obra, una serie documental sobre conversos de nuestros tiempos que irá progresivamente mostrando en la página de su productora, infinitomasuno,

Cuando aún el documental era un proyecto, decía: «La idea surgió de un encuentro casual. Una persona, en la calle, me identificó como actor y me prestó un libro en el que una princesa italiana hablaba de su conversión. La historia me impresionó e inmediatamente traté de localizar a la autora. Tardé ocho meses en lograr que me recibiera. Desde entonces hasta hoy, lo cómico es que he dado casualmente con doce conversos, de ocho países diferentes, a los que no he buscado. Cuando he sido yo quien tomara la iniciativa para dar con alguien, no lo he conseguido.

Los conversos no son “intelectuales” alejados del mundo real en el que vivimos: al empezar este trabajo comprobé cómo la literatura sobre conversos se reduce casi exclusivamente a historias de intelectuales conversos, de personas muy, muy listas. Como si se hubiera querido defender la idea de que hay gente inteligente que encontró la fe… que la fe no es para imbéciles o tarados. Sin embargo, no dejan de ser modelos alejados del común de los mortales, que no somos especialmente listos”.

De hecho, los testimonios que se ha encontrado son realmente significativos: uno de ellos era el líder de una pandilla de delincuentes en Medellín, Colombia. Hoy es sacerdote. Y que es el primer capítulo de esta entrega documental. El día en que anunció a la pandilla que se había hecho cristiano, le dijeron: “Estás muerto. Te has pasado al enemigo.”

ENTREVISTA

Recogemos una entrevista que recientemente ha realizado en la que explica las razones del proyecto documental.

1. Pocas cosas más políticamente incorrectas que realizar un documental sobre conversos contemporáneos.

La idea surgió de un encuentro casual. Una persona, en la calle, me identificó como actor y me prestó un libro en el que una princesa italiana hablaba de su conversión. La historia me impresionó e inmediatamente traté de localizar a la autora. Tardé ocho meses en lograr que me recibiera. Desde entonces hasta hoy, lo cómico es que he dado casualmente con doce conversos, de ocho países diferentes, a los que no he buscado. Cuando he sido yo quien tomara la iniciativa para dar con alguien, no lo he conseguido.
 
2. ¿Hay elementos comunes en el proceso de conversión de las personas con las que has hablado?

Lo más llamativo es que su proceso de conversión no se parece en nada a un proceso intelectual, sino más bien a un enamoramiento progresivo. No son personas que ahora crean en Dios, como quien acepta una idea nueva que antes ignoraban. No es eso. Su cambio no les ha llevado a ir a Misa, a rezar por las noches y a aplaudir al Papa. Es más que eso. Son personas que han transformado su vida completamente, tras descubrir que Dios les quiere tal como son… a pesar de ser como son. Todos ellos son anti-héroes, pecadores que estaban en las antípodas de un modelo atractivo de vida. Y siguen siendo pecadores. No se han convertido en héroes, sino en personas que confían en la misericordia de Dios. Es llamativo ver que ahora se tutean con Dios, a quien tratan como a un amigo, con quien se enfadan y discuten, a quien cuentan las cosas más cotidianas de su vida. En cuanto al proceso de conversión, no hay dos historias iguales, aunque sí un elemento común: detrás de cada conversión está el modelo atractivo de un cristiano que les dio ejemplo de amor.
 
3. ¿Y en el momento previo? ¿Hay algún nexo en su historia antes de la conversión?
 
En cuanto al modo de pensar, todos ellos consideraban que la Iglesia era lo más retrógrado, decadente, antipático y aburrido que podía existir. Todos ellos pensaban encontrar la felicidad en el sexo, en el dinero, en la libertad de movimientos, en la falta de compromisos, en el éxito profesional. En general, todos ellos pensaban con los criterios mentales más extendidos y popularizados en la actualidad.
 
4. ¿Fueron conscientes de lo que les estaba pasando?
 
En un principio, todos se burlaron de los que les estaba pasando, incapaces de imaginar que ellos mismos podrían cambiar de vida. Todos se resistieron a cambiar. Y puesto que tenían libertad absoluta para no cambiar… no cambiaron. Sin embargo… quien descubre la verdad del cristianismo, antes o después se deja conquistar. Porque la realidad es tremendamente seductora y atractiva. ¿Un Dios que me conoce y me perdona? ¿Un sentido a mi sufrimiento en la tierra? ¿De verdad es posible amar al capullo de mi vecino o a mi jefe? ¿Puedo hablar con Dios e incluso comer a Dios?… ¿Quién es capaz de decir que no a estas propuestas, cuando experimenta su verdad? Antes o después descubrieron en su propia vida que podían ser más felices de lo que eran, y que sus vidas podían cobrar un sentido más hermoso que el de la pura supervivencia.
 
5.  Imagino que habrá tantas experiencias de conversión como personas. E imagino que también para el espectador ver estos testimonios va a suponer una experiencia.
 
Para mí, en primer lugar, está suponiendo una experiencia, que deseo cambie mi vida. ¡Es impresionante descubrir que, si ellos han cambiado… cualquiera puede cambiar! Creo que ahí radica la fuerza de estas entrevistas. Ninguno de ellos predica, ninguno vende una teoría bonita. Se limitan a contar lo que les ha pasado… cómo viven ahora… y te das cuenta de que es verdad: son más felices ahora, tienen una paz que antes no tenían. Ahora son “amigos del jefe”, “hijos del dueño”… eso les permite pisar muy fuerte, sentirse muy seguros, a pesar de ser conscientes de que ellos son unos miserables.
 
6. Vamos al momento posterior. ¿Cómo suelen vivirlo?
 
El momento posterior es cada día que pasa. Su proceso de conversión no es instantáneo, no tiene una fecha concreta. Por eso es comparable a un enamoramiento. Se conoce a alguien… que al principio no gusta… pero te sorprende… y vuelves a quedar con esa persona… y finalmente te has enamorado, sin haberlo planificado. A partir de ese momento, todo consiste en no dejar que ese amor se enfríe, en reavivarlo día a día. Todos tuvieron miedo, porque todos comprendieron que su nuevo amor les exigía un cambio de vida, no sólo un cambio en el modo de pensar. Y todos apostaron por ese amor, con la convicción de que salían ganando.
 
7. ¿Alguno de ellos te ha hablado de milagro?
 
Sí. Lo cierto es que yo he cambiado un prejuicio que tenía sobre los conversos. Pensaba que iba a encontrar a personas que hubieran cambiado por sí mismas, por la fuerza de los argumentos, por la lógica de las ideas cristianas. Y no ha sido así. En todos los casos hay una intervención divina clarísima, que complementa al esfuerzo humano, sin violar la libertad de cada persona. Pero es Dios quien ha tomado la iniciativa… y a eso se le puede llamar milagro. No son milagros portentosos, de película… pero sí auténticos milagros disfrazados de casualidades. Encuentros casuales, accidentes casuales, lecturas casuales… Decía Tom Wolfe que “las casualidades son el disfraz que utiliza Dios para conservar el anonimato”. Con este trabajo lo he visto claro. ¡Tantas, tantas casualidades… no pueden ser casualidad!
 
8. ¿A alguno de ellos le ha supuesto un problema en el sentido de rechazo del entorno, incomprensión o algo así?
 
Uno de ellos era el líder de una pandilla de delincuentes en Medellín, Colombia. Hoy es sacerdote. El día en que anunció a la pandilla que se había hecho cristiano, le dijeron: “Estás muerto. Te has pasado al enemigo.” Otro es homosexual y ejerció la prostitución en ciudades de México y en Los Ángeles. Hoy dirige un grupo de oración, con noventa homosexuales y lesbianas. Es fácil imaginar los problemas que tuvo antes y después de su conversión. Otra era empresaria, pertenecía a la masonería y predicaba contra la Iglesia Católica. Se divorció dos veces, abortó otras tres. Otra vivía en Barcelona en una comuna punky. En fin… para todos supuso un cambio radical y todos reconocen hoy que les mereció la pena cualquier dificultad, porque no se compara con la paz encontrada. En cualquier caso, las dificultades mayores no son externas, sino la lucha contra los propios hábitos. Por ejemplo, alguien acostumbrado a mentir, a difamar, a calumniar… cuando comprende que no debe comportarse así, que Cristo le pide amor en vez de venganza… se juega ser o no cristiano en cómo actúa, no en cómo piensa. El cristianismo no es un examen teórico, es cien por cien práctico.
 
9. ¿Por qué ya nunca se habla de los conversos, o como mucho nos quedamos en nombres del pasado, y nunca se presentan estas historias como hechos modernos?
 
No lo sé. Al empezar este trabajo comprobé cómo la literatura sobre conversos se reduce casi exclusivamente a historias de intelectuales conversos, de personas muy, muy listas. Como si se hubiera querido defender la idea de que hay gente inteligente que encontró la fe… que la fe no es para imbéciles o tarados. Sin embargo, no dejan de ser modelos alejados del común de los mortales, que no somos especialmente listos. Con otras palabras: Jesucristo vino y sigue viniendo para buscar pecadores, enfermos… no busca personas con “pedigrí”, no hace una selección de personas por su inteligencia, posición social, nivel de estudios… Basta con mirar el perfil de los apóstoles, o de la misma Virgen María, de quien Dios se enamoró “por la sencillez de su esclava”. Dios ofrece su amor a todo el mundo, listos y tontos, sanos y enfermos, ricos y pobres. Los únicos a los que es imposible que llegue Jesucristo son los que no quieren escucharle. Dios respeta siempre nuestra libertad. Trata de seducirnos, de conquistarnos… pero si no queremos hacerle caso, no nos obliga a aceptar sus regalos. Se retira… y lo seguirá intentando una y otra vez, hasta el último día. Dios no quiere esclavos, quiere hijos.
 
10. Siempre que se mencionan en los medios cosas de este tipo se asocia la conversión al fanatismo, o a la ignorancia.
 
Por ignorancia. Porque tal vez nunca han tenido la oportunidad de charlar con un converso o con un cristiano íntegro. Descubrirían así la sencillez de sus vidas, sin nada parecido al perfil de un fanático. El mismo Jesucristo dice cuál es el rasgo más llamativo de los cristianos: “amaos los unos a los otros, en esto reconocerán que sois mis discípulos.” El amor es muy poco espectacular, es discreto, no hace alardes. ¡Pero cómo llama la atención una persona que ama! ¡Cómo atrae!

Autor: diocesismalaga.es

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