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Apertura del curso académico en los centros teológicos (Iglesia del Sagrado Corazón-Málaga)

Acto de apertura de curso académico 2021-2022, en la iglesia del Sagrado Corazón // E. LLAMAS
Publicado: 22/10/2021: 1688

Homilía del Obispo de Málaga, Jesús Catalá, en la Misa de apertura del curso académico 2021-2022 en los centros teológicos diocesanos

APERTURA DEL CURSO ACADÉMICO EN LOS CENTROS TEOLÓGICOS

(Iglesia del Sagrado Corazón-Málaga, 22 octubre 2021)

Lecturas: Rm 7, 18-24; Sal 118, 66.68.76-77.93-94; Lc 12, 54-59.

1.- San Pablo nos habla de la lucha interior que libera el cristiano, deseando hacer lo bueno según Dios y evitar lo malo. Y experimenta una tensión interior entre el deseo de obrar lo bueno y la realidad de no llegar a hacerlo: «Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo» (Rm 7, 19.21).

La realidad del pecado está dentro del ser humano; la naturaleza humana está dañada por el pecado original y debilitada por el pecado personal (cf. Rm 7, 20).

El hombre está prisionero por su pecado al decir de Pablo: «Percibo en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros» (Rm 7, 23). Y en su interior se libra la lucha por salir de esa prisión: «¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

La victoria la ofrece Jesucristo, que ha vencido el pecado y la muerte con su obediencia al Padre. Por una desobediencia, la de Adán, entró el pecado en el mundo; y por una obediencia, la de Cristo, (cf. Rm 5, 19) vino la salvación. ¡Demos gracias a Dios por ello! (cf. Rm 7, 24).

2.- Esta teología es la que se enseña en nuestros centros teológicos; esta teología es la que tenéis que aprender los alumnos para vivirla en la propia vida; esta teología es la que debéis ofrecer a nuestros contemporáneos. ¡Ésta verdad es la Buena noticia!

Hoy celebramos la memoria litúrgica de san Juan Pablo II, que empezó hablándonos de Cristo, Redentor del mundo. Y en su primera homilía nos exhortaba a abrir de par en par nuestras puertas a Cristo. ¡Dejemos sin miedo que entre para sanarnos! Damos gracias a Dios por el ministerio de Juan Pablo II, que centró su doctrina y su vida en Jesucristo, el único salvador del mundo. Personalmente doy gracias a Dios, que me permitió trabajar con este santo Papa durante diez años.

3.- El Salmo 118 ofrece una larga reflexión sobre la Ley de Dios, como camino a recorrer, como norma que da vida, como luz que alumbra el camino del creyente.

Pedimos al Señor que nos enseñe su conocimiento, que comparta con nosotros su sabiduría, que nos llene con su prudencia y que nos eduque con mandatos (cf. Sal 118, 66).

A veces consideramos que los mandamientos de Dios son diez losas, que nos aplastan y que son imposibles de cumplir. El Salmo 118 es un canto a los mandatos del Señor, que reciben varios nombres: normas, leyes, decretos. Ellos iluminan la vida del ser humano y lo transforman por dentro; los mandamientos, además de normas, deberíamos vivirlos como algo que nos ayuda a vivir y no como algo que nos aplasta.

4.- En este inicio del nuevo curso académico en los Centros Teológicos suplicamos a Dios que nos conceda su Sabiduría, para que nos instruya y nos guíe en el camino de la vida (cf. Sal 118, 68); nos abra la mente y el corazón para acoger, escrutar, meditar y orar su Palabra; nos llene con su Luz, disipando las tinieblas de nuestra ignorancia; y nos consuele y enriquezca con su bondad y salvación (cf. Sal 118, 76).

Pedimos al Espíritu Santo que venga sobre nosotros para hacernos penetrar en los misterios divinos y que derrame sus dones transformándonos en buenos hijos de Dios y no en simples cumplidores de leyes.

5.- El evangelista Lucas pone en boca de Jesús la reprimenda contra sus interlocutores porque no saben distinguir lo que es justo: «Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12, 56-57).

El Señor nos pide que, ayudados de su Luz, sepamos distinguir los signos de los tiempos; que sepamos hacer discernimiento con el don del Espíritu.

6.- Acabamos de inaugurar el proceso sinodal, que culminará con la Asamblea de Obispos en octubre de 2023. El papa Francisco nos pide hacer discernimiento.

En este inicio del proceso sinodal los términos clave son: sinodalidad, es decir, caminar juntos; y discernimiento, es decir, ponerse a la escuchad el Espíritu para saber qué dice a la Iglesia.

Como fieles cristianos y como alumnos y profesores de los centros de teología tenemos el deber de recorrer el camino sinodal, al que el Papa nos invita. En su homilía de inauguración (Homilía en la Misa de Apertura del Sínodo de los Obispos. Vaticano, 10.10.2021) nos apremiaba a saber “escuchar” para tener un verdadero encuentro con Jesús. Aprendamos a escuchar a los maestros y profesores; aprendamos a escuchar a los alumnos; aprendamos a escuchar, leyendo los signos de los tiempos; aprendamos a escuchar a los necesitados; aprendamos a escuchar a quien se acerca a nosotros.

7.- El Papa nos invitaba también a hacer “discernimiento espiritual”, que es discernimiento eclesial, realizado en la adoración, en la oración, en la escucha y contacto con la Palabra de Dios (Ibid.).

La teología implica el estudio de la Palabra de Dios que «es viva, eficaz y más cortante que una espada de dos filos: ella penetra hasta dividir alma y espíritu, articulaciones y médulas, y discierne las intenciones y pensamientos del corazón» (Hb 4,12).

La Palabra nos abre al discernimiento y lo ilumina; ayuda a interrogarnos sobre lo que Dios nos quiere decir en este tiempo y en qué dirección quiere orientarnos.  No vayamos dando tumbos con nuestros proyectos; más bien escuchemos al Señor qué quiere de nosotros; qué respuesta dar a los retos de hoy.

8.- Hoy celebra la Iglesia la memoria de san Juan Pablo II, que promovió en su pontificado la formación sobre todo de pastores. Nuestros centros teológicos están abiertos a todos los fieles laicos; pero, de modo especial, han formado y forman pastores y responsables de diversas áreas de evangelización.

Me atrevería a decir que todos los presentes tenéis tareas de pastor, seáis sacerdotes o laicos; porque cuando uno se forma bien y profundiza su fe, ayuda a otros; los puede guiar y acompañar.

Pedimos a san Juan Pablo su intercesión, para llevar adelante nuestra misión.

En este inicio de curso académico os deseo un buen camino de lectura, meditación y oración de la Palabra de Dios; y un acertado discernimiento desde los dones del Espíritu Santo.

La Santísima Virgen María, Sede de la Sabiduría, nos acompañe en este tiempo de estudio y profundización teológica y nos ayude a descubrir cada día mejor la voluntad de Dios, para llevarla a cabo. Amén.

Diócesis Málaga

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