DiócesisComentario al Evangelio Comentario en texto al Evangelio de Mariela Martínez O.P. Foto de Min An Publicado: 28/06/2024: 254 La profesora de los Centros Teológicos de Málaga y religiosa dominica Mariela Martínez Higueras O.P. ayuda a profundizar en el Evangelio de hoy, (Mt 8, 1-4). “Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mt 4,23). En este sumario, el evangelista presenta la actividad de Jesús de Nazaret, que anuncia la Buena Noticia a través de palabras y de signos. En el Sermón de la montaña, Jesús ha proclamado el Reino con palabras (Mt 5-7), ahora comienza a hacerlo con signos (Mt 8). Lo primero que nos encontramos es la curación de un leproso. Éste no tiene solo una enfermedad física, sino que es considerado impuro. El leproso según el libro del Levítico tenía que permanecer apartado de la comunidad y en especial de la asamblea cultual; su mal por tanto era biológico, pero también social y religioso (Lv 13,9-17). Sobrecoge la confianza que pone este hombre en Jesús: «Señor, si quieres puedes limpiarme.» Se fía de él, considera que tiene el poder de sanar, de salvar, de devolverlo al lugar al que pertenece. Cuando se acerca a Jesús haciéndole su petición, le está pidiendo no solo que lo cure, sino que le devuelva su dignidad, que lo re-integre de nuevo en la comunidad. Jesús, viendo su fe, lo toca, a pesar de que eso implicaba entrar en impureza. Para Jesús, las leyes, incluso las religiosas siempre están al servicio del ser humano y de su dignidad. Por eso proclama: “Quiero, queda limpio”. El evangelista subraya la realización del signo; las palabras de Jesús no son palabras al aire, siempre se cumplen. El leproso queda sanado y queda salvado. Es curado de la enfermedad, es revestido de su dignidad y son restauradas sus relaciones comunitarias. Pero lo que ha ocurrido no puede quedar en el ostracismo. Si la enfermedad tenía una dimensión social, la sanación también habrá de tenerla. Por eso, Jesús, aunque le pide silencio, para que su mesianismo no se confunda con un mesianismo de espectáculo, lo invita a que vaya al sacerdote que es según la ley el que puede declarar públicamente que el leproso ha pasado de la enfermedad a la salud, de la impureza a ser declarado puro (Lv 13,17). La comunidad ha de volver a integrar al que había excluido. La Buena Noticia que trae Jesús es una Noticia liberadora, salvadora que restaura la dignidad del ser humano, cuando se ha perdido, que lo devuelve a la “mejor versión de sí mismo”, que lo resitúa en la comunidad cuyas relaciones fraternas y sororales son propias de los que nos llamamos hijos de Dios. ¿Con que confianza me acerco al Señor? ¿Qué le pido que limpie o restaure en mí? Hoy celebramos a san Ireneo de Lyón, (s.II), padre de la Iglesia que arriesgó y expuso su vida por defender la verdad del Evangelio ante aquellos que querían distorsionarla. Mariela Martínez Religiosa dominica, doctora en Teología Más artículos de: Comentario al Evangelio Comentario en texto al Evangelio del sacerdote Rafael Pérez PallarésComentario en texto al Evangelio del sacerdote Juan Baena Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir