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Apertura del proceso del Sínodo de los Obispos (Catedral-Málaga)

Celebración de la apertura de la fase sinodal diocesana en la Catedral de Málaga // R. PEREZ
Publicado: 17/10/2021: 3109

Homilía pronunciada por el obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la apertura del proceso del Sínodo de los Obispos, celebrada en la Catedral de Málaga el 17 de octubre de 2021.

APERTURA DEL PROCESO DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

(Catedral-Málaga, 17 octubre 2021)

Lecturas: Is 53, 2-3.10-11; Sal 32, 4-5.18-20.22; Hb 4, 14-16; Mc 10, 35-45. (Domingo Ordinario XXIX – B)

1.- En el evangelio de hoy vemos que los apóstoles Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, le piden a Jesús: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (Mc 10, 37).

Jesús les pregunta: «¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» (Mc 10, 38). Y ellos le dijeron: «Sí, podemos» (Mc 10, 39).

El seguimiento de Jesús implica ser capaces de dar la vida por él, como él mismo dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado» (Mc 10, 39). No resulta fácil ser cristiano, porque hay que ir contra corriente, como dice el papa Francisco (cf. Evangelii gaudium, 159; Amoris laetitia, 118). Las ideologías del mundo van contra los valores evangélicos.

El Siervo de Yaveh, Jesús Nazareno, tuvo que soportar los tormentos y la cruz por proclamar la verdad. Y en nuestra sociedad hay mucha falta de verdad, considerando las simples opiniones como verdades. A vosotros, queridos fieles, el Señor os pide coherencia entre la fe y la vida, testimonio valeroso en nuestra sociedad increyente, profesión de la fe en los propios ambientes, transmisión de la luz de Cristo que apague las tinieblas del error y de la ceguera que vive nuestra sociedad.

No importa dónde nos toque sentarnos después en la otra vida, como respondió Jesús a los zebedeos: «Pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado» (Mc 10, 40). Lo importante es acoger la salvación que Jesús, el Salvador, nos ha traído y ser servidores de los demás (cf. Mc 10, 44), como él lo ha sido.

2.- Hoy iniciamos en todas las diócesis del mundo el “proceso sinodal” de la Asamblea de los Obispos, que tendrá lugar en octubre de 2023. El domingo pasado lo inició el papa Francisco en Roma. La Iglesia de Dios es convocada en Sínodo con el título: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión».

El Papa invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad como el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio (cf. Discurso para la Conmemoración del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, 2 (17.10.2015).

La sinodalidad es la forma, el estilo y la estructura de la Iglesia. “Caminar juntos” realiza y manifiesta la naturaleza de la Iglesia como pueblo de Dios peregrino y misionero. El Señor Jesús se presenta a sí mismo como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6); y los cristianos, sus seguidores, fueron llamados en sus orígenes “los discípulos del camino” (cf. Hch 9, 2; 22, 4).

3.- El Espíritu es quien guía a los creyentes «hasta la verdad plena» (Jn 16, 13). Hemos de discernir los pasos que el Espíritu nos invita a dar para crecer como Iglesia sinodal; hemos de “escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio” (Gaudium et spes, 4).

Para ello es necesario ponerse a la escucha del Espíritu Santo, que, como el viento, «sopla donde quiere: oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va» (Jn 3,8); hemos de permanecer abiertos a las sorpresas cariñosas que nos deparará a lo largo del camino.

A pesar de nuestras infidelidades, el Espíritu Santo continúa actuando en la historia y mostrando su potencia vivificante y santificante. Estamos llamados a renovarnos bajo la acción del Espíritu y la escucha de la Palabra.

4.- También hemos de poner en práctica procesos de escucha, de diálogo y de discernimiento comunitario, en los que todos puedan participar, en las parroquias, grupos, movimientos, asociaciones, cofradías.

“Caminar juntos” es un signo profético y de ayuda para la familia humana que necesita un proyecto común compartido en busca del bien de todos. El mundo necesita una Iglesia capaz de comunión, de fraternidad, de participación y de subsidiariedad, ayudando a los más necesitados y prestándoles la voz.

“Caminar juntos” implica audacia, libertad de mente y un proceso de conversión para poder reformar la Iglesia misma como institución humana (cf. Concilio Vaticano II, Unitatis redintegratio, 6; Papa Francisco, Evangelii gaudium, 26).

“Caminar juntos” supone aceptar la riqueza de la variedad de dones, carismas y ministerios en la Iglesia para la misión evangelizadora.

En este proceso sinodal la consulta a la que estamos llamados debe responder a la pregunta fundamental: “¿Cómo se realiza hoy este ‘caminar juntos’ en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro ‘caminar juntos’?” (Documento preparatorio, 26).

Como se puede apreciar existen dos términos básicos en este proceso: la sinodalidad, caminando juntos; y el discernimiento, mediante la escucha del Espíritu para saber lo que debemos realizar en cada momento, transformar la sociedad y vivir mejor el misterio de la fe, siendo mejores testigos de Jesucristo.

Pedimos la luz del Espíritu Santo y sus dones para saber discernir lo que hoy necesita la Iglesia para seguir cumpliendo su misión en el mundo.

5.- En esta celebración damos gracias a Dios por el centenario de fundación de la “Legión de María” en Dublín (Irlanda).

Frank Duff y un pequeño grupo de personas se reunieron ante un altar con la imagen de la Virgen María; rezaron la oración al Espíritu Santo y el Rosario; y decidieron visitar a enfermos en un hospital y volver a reunirse cada semana. El nacimiento de la Legión de María acontece rezando y haciendo discernimiento en la escucha del Espíritu Santo; así nacen las obras buenas en la Iglesia.

San Juan Pablo II dijo que la Legión de María “es un movimiento de seglares, que se proponen hacer de la fe la aspiración de la propia vida”.

En los años cincuenta del pasado siglo la asociación se implantó en Barcelona; y desde allí vino a Málaga en 1960, creándose grupos en las parroquias de nuestra Diócesis. Su campo de acción ha sido muy amplio: evangelización, juventud, pastoral de la salud y penitenciaria; acompañamiento y atención a enfermos y ancianos en domicilios, hospitales y residencias; visitas a hogares de la parroquia; y participación en las actividades parroquiales, bajo la dirección espiritual de sus párrocos.

¡Felicitamos a los miembros de la Legión de María y damos gracias a Dios por esta forma de vivir la misión cristiana, junto a María, la gran intercesora y madre de la Iglesia!

Pedimos la intercesión de la Virgen María para llevar a cabo un fecundo proceso sinodal, caminando juntos, y para que cuide a los miembros de la “Legión de María”, hijos queridos que la aman, la veneran y honran su maternidad. Amén.

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