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El fracaso de unas reformas

Publicado: 26/01/2016: 2687

Los siglos XIV y XV fueron estériles para la Teología. Después de la gran constelación de teólogos medievales, el saber teológico entró en una grave crisis. La Iglesia necesitaba la realización   una gran reforma “in capita et in membris”; pero la reforma no llegó.

Los teólogos se agrupaban en dos escuelas enfrentadas y contrarias: los que profesaban la “via antiqua” (tomistas, escotistas) y los que defendían la “via moderna” (ockamistas y agustinos). Estos últimos rechazaban la metafísica e incluso negaban la capacidad de la razón humana en verdades tales como la existencia de Dios o la espiritualidad del alma.

En este ambiente de confusión, aparece en Inglaterra la figura de Juan Wicleff (1328-1384). Su pensamiento teológico difiere mucho de la teología católica. Sostiene que el dominio de las cosas
sólo pertenece a Dios y también a aquel que esté en gracia de Dios. Por consiguiente, el propietario de un campo no es dueño de ese campo si no está en gracia de Dios. Admite que la Iglesia es el conjunto de los predestinados al cielo (iglesia invisible); los predestinados al infierno, aunque pertenezcan a la iglesia visible, necesariamente se condenarán. Sólo los predestinados al cielo pueden recibir válidamente la ordenación sacerdotal. Los sacramentos administrados por ministros indignos son inválidos. El Papado es innecesario en la Iglesia y hay que rechazarlo. No existe otra autoridad fuera de la Biblia y la Biblia no necesita intérpretes.

Es necesario retornar a la pureza y pobreza primitivas. Wicleff muere en 1384 y sus seguidores, los “lolardos”, predicarán por toda Inglaterra la doctrina de su fundador. Los escritos wiclefitas llegaron a Bohemia y en Praga, Juan Huss (1370-1416), los divulgó. En el Concilio de Constanza fueron condenadas 45 proposiciones de Wicleff y de sus seguidores. Huss fue condenado a la hoguera, pues no sólo abrazó la doctrina del reformador inglés si no que propugnó la defensa de una Bohemia libre.

Ambas ideologías, la wiclefita y la hussita, junto con el conciliarismo de esta época, sirvieron de precedente a la insurrección luterana. La pretendida reforma eclesial no se consiguió.

Santiago Correa

Sacerdote Diocesano

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