DiócesisHomilías

Primer centenario fundacional de la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad (Catedral-Málaga)

El Sr. Obispo bendice el banderín conmemorativo del Centenario de la cofradía del Amor y Caridad
Publicado: 08/06/2024: 274

Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Eucaristía celebrada en la Catedral con motivo del primer centenario fundacional de la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad

PRIMER CENTENARIO FUNDACIONAL DE LA REAL COFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL AMOR Y NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD

(Catedral-Málaga, 8 junio 2024)

Lecturas: 2 Tim 4, 1-8; Sal 70, 8-9.14-15ab.16-17. 22; Lc 2, 41-51.

1.- Al hilo de la historia de la “Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad” queremos dar gracias al Señor en este primer centenario de su constitución.

La Cofradía fue erigida canónicamente en mayo de 1923 por el entonces obispo san Manuel González, en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, a instancias del Rvdo. Juan Rodríguez Gutiérrez, capellán de dicha iglesia.

Se veneraban las imágenes del Cristo del Amor y de la Virgen de los Dolores, pertenecientes al Monasterio de las Madres Agustinas, cercano al templo de la Victoria, esculpidas por Fernando Ortiz.

La cofradía salió procesionalmente en la Semana Santa de 1924, siendo admitida como miembro de la Agrupación de Cofradías.

Estas imágenes no sufrieron la quema ni los destrozos de la persecución religiosa de mayo de 1931. Como reza el Salmo de hoy, el fiel creyente pide a Dios que lo libre de sus enemigos que le persiguen a muerte (cf. Sal 70, 10-12). El Señor permitió que los enemigos de la fe católica no destruyeran estos signos de piedad cristiana popular. No tuvieron la misma suerte otras iglesias, conventos y cofradías.

En 1932 fueron restituidas al culto en la capilla del “bajo coro” de la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria; y en 1940 pasaron a ser propiedad de la Cofradía.

Los Agustinos han estado vinculados a la Cofradía del Amor desde sus orígenes fundacionales, recibiendo en 1931 el nombramiento de Hermanos Mayores Honorarios. Y los Maristas también recibieron el título de Hermano Mayor Honorario en los años cuarenta del siglo pasado. Por ello las espiritualidades ambas congregaciones, agustiniana y marista, forman parte de la Hermandad.

Hoy damos gracias a Dios por la historia de vuestra cofradía. Cualquier evento histórico, pequeño o grande está previsto en la providencia de Dios.

2.- Tenemos motivos sobrados, pues, para dar siempre gracias a Dios por muchas cosas: la vida, la fe, la familia, la Iglesia, la parroquia, el trabajo, y tantas otras cosas más.

Hoy, especialmente por el Centenario de la institución de vuestra Cofradía, que ha gozado de un tiempo jubilar entre mayo de 2023 y junio de 2024, concedido por el papa Francisco, a quien le visitasteis en Roma el 1 de mayo de 2024. Esto también forma parte de vuestra historia.

A esta acción de gracias se une otro motivo: el 75 Aniversario de la bendición de la actual imagen de Nuestra Señora de la Caridad.

Alabemos al Señor con las palabras del Salmo: «Yo (…) seguiré esperando, redoblaré tus alabanzas» (Sal 70, 14), porque el Señor está a nuestro lado y nos ha concedido permanecer fieles a su amor en estos cien años.

«Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Contaré tus proezas, Señor mío; narraré tu justicia, tuya entera» (Sal 70, 15-16). Demos gracias a Dios con cantos de alabanza, acompañados del arpa y la cítara (cf. Sal 70, 22). Hoy lo hacemos acompañados del hermoso coro que dirige el canto.

3.- La cofradía nació con la advocación de “Santísimo Cristo del Amor”, cuya espiritualidad ha estado presente desde los inicios. Nos detenemos en este título. El Hijo de Dios entregó su vida por toda la humanidad para salvarla del pecado y de la muerte eterna.

Su mandamiento del amor resuena en la Iglesia universal como la norma más importante de conducta, a ejemplo del Amor que Cristo nos ha ofrecido: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado» (Jn 13, 34). Esta es la novedad. Jesús nos invita a hacerlo como él ha hecho con nosotros, dando su vida hasta la última gota de sangre, siendo nosotros pecadores (cf. Rm 5, 7-8). Ha ofrecido su vida por la nuestra, poniéndose en nuestro lugar.

El amor del que nos habla Jesús no tiene nada que ver con lo que nuestra sociedad llama “amor”. Los gustos y los deseos no son amor; porque cuando termina el gusto o el deseo, termina lo que llamaban amor. Porque el amor es eterno, porque Dios-Amor es eterno.

Acojamos este mandamiento del amor como eje de nuestra vida, como criterio de nuestra conducta y como meta de nuestro futuro eterno. Nuestra sociedad cambiaría radicalmente, si a la palabra amor se le designara con lo que es y no con los sucedáneos.

La Cofradía tiene un “Himno agustiniano al Cristo del Amor”, basado en textos de san Agustín (cf. Tratado sobre el evangelio de san Juan, 84, 1-2; Tratado 65,1-3; y Sermones 34, 1-3.5-6).

“Los cielos cantan la gloria de Dios, llamando a contemplar al Cristo del Amor, y su eco se propaga por toda la tierra: “Amaos unos a otros, como Él nos amó”.

“Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Con ese Amor debemos amarnos, dando la vida por los hermanos como Él se entregó por nosotros”.

Fruto de este amor nació en la Cofradía, en 2010, la iniciativa de la “Fundación Corinto”, formalizada al año siguiente, como un compromiso de caridad expresada en el servicio a los más necesitados. Del Santísimo Cristo del amor se desprende el amor al hermano, sobre todo al más necesitado. Y esto también forma parte de vuestra historia; demos gracias a Dios por ello.

Ahora os invito a dirigir nuestra mirada a la imagen del Cristo y repetir esta frase: “Santísimo Cristo del Amor, ten misericordia de nosotros". (Los fieles repiten la frase).

4.- La advocación mariana de Nuestra Señora de la Caridad fue incorporada en 1935, cuya primera imagen fue bendecida en 1936 y destruida durante la contienda civil y la persecución religiosa.  Tras una segunda imagen de la Virgen, en 1939, se obtuvo otra en 1948, obra de Francisco Buiza y bendecida en 1949. La devoción a la Virgen María está presente desde el inicio de la Cofradía, aunque haya tenido dos advocaciones marianas diversas. Esto también forma parte de vuestra historia y debéis dar gracias a Dios por ello.

El papa Juan Pablo II al referirse a la Virgen tiene una bella expresión, que me ha cautivado y deseo compartir con vosotros. Él llama «caridad materna» a la acción con la que la Madre del Redentor cuida de los hermanos de su Hijo, a cuya generación y educación coopera (cf. Redemptoris Mater, 45). Es hermosa esta expresión.

¡Queridos cofrades y fieles todos, dejaos cuidar y educar por la «caridad materna» de Nuestra Señora de la Caridad! Las madres entenderéis muy bien lo que esto significa, porque el amor de madre es muy especial. No se trata solo de ser generosos y caritativos con los demás; se trata también de aceptar el cuidado amoroso de la Virgen María hacia cada uno de nosotros.

Ahora os invito a dirigir la mirada hacia la imagen de la Virgen y repetir esta frase: “Nuestra Señora de la Caridad, ruega por nosotros”. (Los fieles repiten la frase).

A Cristo le hemos pedido que tenga misericordia de nosotros, porque es Dios y dio su vida para perdonarnos y salvarnos; pero a la Virgen le pedimos su intercesión de Madre ante su Hijo y con él ante el Padre celestial. Esto forma parte de vuestra espiritualidad. 

5.- Hoy celebra la Iglesia la fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María y nos ha propuesto esta oración colecta, que os recuerdo para que la saboreéis: “Oh Dios, tú que has preparado en el Corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria”.

María acogió al Hijo de Dios en su seno, siendo su maternidad el título mariano más importante y el hecho más significativo en la vida de la Virgen María. Ella es ante todo “Madre”; los demás títulos le vienen por éste. El Señor hizo obras grandes en María; por ella nos dio al autor de la vida, Jesucristo.

Ella nos invita a ser templos del Espíritu Santo y testigos del Evangelio en nuestra sociedad descreída y pagana. San Pablo nos anima a trabajar por el anuncio evangelizador (cf. Tim 4, 5) a tiempo y a destiempo (cf. Tim 4, 2), porque la gente no soporta la sana doctrina, sino que se rodea de maestros a la medida de sus deseos (cf. Tim 4, 3), apartando su oído de la verdad y volviéndose a las fábulas (cf. Tim 4, 4). ¡Cuán certero fue san Pablo en su enseñanza! Hoy ocurre exactamente lo mismo; la gente se aparta de la sana doctrina del Maestro, el Señor, y va buscando fábulas, mitos e ideologías, que van en contra.

6.- Agradecemos a todas las personas que, en estos cien años, iniciaron y mantuvieron el espíritu de la Cofradía con su testimonio de fe, su generosidad y su ilusión. A quienes ostentaron cargos de responsabilidad en la Cofradía y a los sacerdotes, de modo especial, a D. José Sánchez Platero y a D. Ignacio Mantilla de los Ríos; ambos están ya gozando de la presencia del Señor.

Ahora sois vosotros, queridos cofrades, quienes tenéis el testigo en vuestras manos para pasar a las generaciones futuras el hermoso legado recibido. ¡No defraudéis a los que vienen detrás!

La Hermandad ha colaborado en este año jubilar en varios campos pastorales de la parroquia (apostolado, catequesis, pastoral de infancia y juventud, caridad).

Providencialmente, gracias a la liturgia de hoy, la advocación de Nuestra Señora de la Caridad se ha unido a la del Inmaculado Corazón de María. Siendo la Virgen Inmaculada, su caridad es la más pura, la más limpia, la más luminosa. Nuestra caridad está tocada por el pecado; pero la caridad de la Virgen no está contaminada.

Terminamos repitiendo las dos invocaciones que hemos dicho antes: “Santísimo Cristo del Amor, ten misericordia de nosotros". (Los fieles repiten la frase).

Pedimos a Nuestra Señora de la Caridad que siga acompañando a sus amados hijos en esta andadura, por el siglo XXI, hasta llegar al segundo centenario. “Nuestra Señora de la Caridad, ruega por nosotros” (Los fieles repiten la frase). Amén.

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo