NoticiaFundación Victoria María Beltrán: «En los colegios diocesanos me dieron alas para escribir» María Beltrán Publicado: 03/10/2018: 31672 Ganadora del primer premio de dramaturgia “El Coloquio de los Perros”, organizado por la Fundación Siglo de Oro en colaboración con la SGAE, acaba de presentar en su ciudad “Historias con alma”, su primer libro de relatos. María Beltrán (Málaga, 1999) pertenece a MIES y estudió en colegios de la Fundación Victoria «No sé exactamente por qué Dios me ha dado este don. Por eso en parte lo doy, porque si me lo quedo para mí sola, como que se va apagando» En verano, el premio y, seguidamente el lanzamiento del libro ¿Cómo se siente? Abrumada, porque ha venido todo de repente. Con mucha ilusión porque las presentaciones del libro siguen ahora en Granada y en Madrid. La etapa del teatro ya parece que se ha acabado y estoy muy orgullosa del trabajo que hemos hecho. Ahora, a seguir haciendo otras cosas. “Historias con alma” es el título del libro que ha editado Tandaia y que se presentó recientemente en Málaga. ¿Qué nos ofrece? Son relatos cortos, historias independientes, cada una de las cuales ofrece un valor. Es para personas a quienes les gusta emocionarse y para personas que quieran pensar. Hablo, por ejemplo, del respeto a la vejez. Me encantan las personas mayores, su sabiduría... Creo que hay que tenerlas en cuenta. También hablo sobre los soñadores. Creo que hace falta gente que se lance y que apueste por las cosas que no son tan comunes. Hablo de la inocencia, del cariño y el mimo que tenemos que tener con la infancia y de la importancia de no perder la ilusión. Hablo de los inmigrantes, de algunas enfermedades... Cada relato toca un tema social. En su vocación literaria ¿ve la mano de Dios? Yo creo que sí. Si no, no tendría tanto sentido. No sé exactamente por qué Dios me ha dado este don. Por eso en parte lo doy, porque si me lo quedo para mí sola, como que se va apagando. En mis obras, la espiritualidad siempre está ahí. Quizá por eso son también relatos de carácter social, porque hay muchos sentimientos y muchas emociones que se están perdiendo y considero que una parte de nuestra labor como cristianos es que se recuperen y hacerlos llegar a más gente. ¿Cómo le influyó su paso por los colegios diocesanos Espíritu Santo y Santa Rosa de Lima? En el tema de la escritura le debo muchísimo a los profesores de la Fundación Victoria. En el colegio Espíritu Santo, empezaron impulsándome a través del concurso Monseñor Francisco Parrilla, diciéndome que escribiera, leyendo mis cosas y criticándolas para ayudarme a mejorar. Y luego, en Santa Rosa, también hubo un montón de gente detrás que me dieron las alas. Los colegios de la Fundación tienen una implicación muy humana. Con los profesores puedes contar casi como si fueran tus padres. Además de dramaturga y escritora de relatos es usted también poeta ¿Qué puede hacer la poesía para cambiar el mundo? La labor de la poesía es sensibilizar y también acercar a la gente. No es una cosa tan elevada como algunos creen. Cuando una se pone a escribir y leer poesía, aprende a abrirse a los demás, porque aunque lo que escribes es aparentemente ficción, en realidad estás diciendo cosas que quieres decir y necesitas decir. Dentro de la escritura, la poesía es el arte que más nos acerca unos a otros. Leer lo que han escrito los santos u otros cristianos es una manera de comunicarse entre los dos, de contemplar otras formas de ver la vida. Leer nos hace críticos, nos hace sensibles.