Artículo del delegado de Ecumenismo, Rafael Vázquez

Hace 30 años, el papa san Juan Pablo II convocaba en Asís a representantes de distintas familias religiosas de todo el mundo con un firme propósito: orar por la paz. Nació entonces lo que se denominó el “espíritu de Asís”, que se ha extendido a lo largo del mundo y que el próximo 31 de octubre soplará con fuerza en nuestra diócesis.

Será el claustro del espacio de arte ArsMálaga Palacio Episcopal, el lugar elegido para la ocasión: lugar de encuentro, de intercambio, de diálogo abierto al mundo, a la cultura, a la filosofía... Y en esta ocasión abierto a los hombres y mujeres creyentes que quieren convivir en paz haciendo avanzar a la humanidad hacia un futuro de esperanza.

En estos tiempos, en los que muchos intentan hacer renacer la idea de una “guerra de religiones”, los hombres y mujeres de Dios tenemos la obligación de empuñar las armas de la oración, del encuentro, del diálogo, del perdón y la confianza para crear entre nosotros redes de auténtica fraternidad.

Miles de razones y millones de rostros de seres humanos que sufren en el mundo nos impulsan a pedir por la paz. Musulmanes, cristianos, judíos, hinduistas y budistas harán suyo el grito de las víctimas de la guerra, convencidos de que matar en nombre de Dios es un auténtico “sacrilegio” y una “blasfemia”. Como nos ha recordado el papa Francisco: «Nadie puede usar el nombre de Dios para cometer violencia».