En el 50 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, el papa Francisco nos propone el Año de la Misericordia, ¿qué nos destacaría de este Año?

Yo pienso que el tema de la Misericordia es un tema nuevo pero viejo. Nuevo porque, durante bastantes años, la palabra misericordia quedó marginada porque era considerada menos que la justicia. El papa Francisco redescubre la misericordia no como alternativa a la justicia, sino como un ir más allá de ella. Le he oído un ejemplo al Papa que me pareció muy interesante. Una persona que comete un crimen, va a juicio y el juez hace justicia. Pero allí está su madre, que reconoce que lo ha hecho mal, pero cuyo corazón de madre supera todo esto. Si se trata sólo de justicia, esa persona va a prisión; pero la madre, que respeta la justicia, va más allá porque ve el corazón. En esta cuestión, el Papa hila muy fino, no se trata de quedarse en la justicia, ni de dejar a un lado la justicia, sino de ir más allá. La fe cristiana nos habla de amor, pero no de cualquier amor, sino de amor misericordioso, es decir, tener un corazón que mira a la miseria del corazón y no se queda sólo en lo externo. Además de hacer justicia, hay que consolar el corazón afligido, al de la personas que se encuentra en situaciones difíciles...

Otra de las claves de este Año es el perdón.

Y eso sí que es cristiano. La única religión y filosofía en el mundo que dice que se ha de perdonar es el cristianismo. Por tanto, si no se perdona, no se puede ser misericordioso, ni amar a los demás. La especificidad cristiana del amor es que es misericordioso en el sentido de que también perdona a aquel que te ha perjudicado, o que es tu enemigo. Y se debe perdonar porque se mira al corazón de la persona, que vale más que sus actos. Es curioso que el papa Francisco, en la “Evangelii Gaudium”, la primera cita evangélica a la que hace referencia es la de perdonar hasta setenta veces siete.

Además de sus muchas tareas pastorales y formativas, el Papa le ha encomendado una nueva misión, ¿de qué se trata? 

Formo parte de una comisión convocada por el Papa de treinta teólogos, pensadores, historiadores y canonistas que pudiesen redactar propuestas concretas de reforma de la Iglesia. No se trata de hacer grandes cambios, el papa Francisco es muy pragmático y nos invita a hacer propuestas concretas de cosas que sean posibles.