Esta carta, aprobada por el Papa Francisco, fue firmada por el prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal español Antonio Cañizares Llovera. El documento del Vaticano supone la última respuesta a un debate que se inició en 2008 autorizado por Benedicto XVI y en el que se analizó la posibilidad de cambiar el saludo de la paz en la forma y el momento en que actualmente se realiza.

Tras recopilar las opiniones de todas las conferencias episcopales del mundo, la congregación del culto apuesta por mantener el saludo de la paz en su modalidad actual e indica que, en estos momentos, no considera “conveniente” para los fieles introducir cambios estructurales en la celebración eucarística. 

Asimismo, el cardenal Antonio Cañizares ofrece una serie de recomendaciones prácticas para que el saludo de la paz se realice de la forma “más sobria posible, moderando los excesos que pueden generar confusión entre los fieles”.

Entre otras cosas, indica que no es necesario “invitar mecánicamente” a los feligreses a intercambiarse dicho saludo y por lo tanto, “si se considera conveniente”, ese momento puede obviarse. Además pide evitar “abusos como la introducción de un canto por la paz, inexistente en el rito romano; el desplazamiento de los fieles para intercambiarse la paz, o que el sacerdote abandone el altar para darla a algunos feligreses”. “Se recomienda evitar que en algunas circunstancias –como las solemnidades de Pascua y Navidad, los bautismos, las primeras comuniones, las confirmaciones, los matrimonios, las ordenaciones sacerdotales, las profesiones religiosas, las exequias- el darse la paz sea ocasión para felicitarse o expresar condolencias entre los presentes”, añade el texto.

La carta circular del prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dice que “el rito de la Paz llega a su significado más profundo con la oración y el contexto mismo de la Eucaristía, por lo cual darse la paz correctamente entre los participantes de la Misa enriquece su significado”.

Carta del secretario general de la Conferencia Episcopal con las recomendaciones del Vaticano