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Los paraísos inamovibles

Publicado: 20/12/2011: 3671

La muerte del “querido lider” coreano, kin Jong-il y la inmediata sustitución por su hijo, pone de manifiesto la esencia misma del comunismo, al cual se aferran aún muchos pueblos.

El comunismo marxista radical es algo más que un planteamiento político. En realidad se trata de una religión que conlleva el esfuerzo humano para construir un paraíso en la Tierra. De ahí que, tradicionalmente, los regímenes comunistas establecidos no permitan la salida de sus fronteras. Salir del paraíso es una locura que, como ocurría en la Unión Soviética, no tiene más castigo que el manicomio. Nadie puede dudar a estas alturas de los beneficios que los grandes movimientos revolucionarios del diecinueve, basados en las doctrinas maxistas, significaron para la capas más pobres de la sociedad. Y, aunque muchos no lo crean, o no quieran percibirlo así, también para la generalidad de las sociedades modernas que, tras oportunos retoques y revisionismos, lograron una estabilidad sustentada en nuevas leyes. Pero el marxismo no entendió jamás que de esta manera hubiera cubierto sus objetivos. Por el contrario, siempre ambicionó un “hombre nuevo”, el llamado “homo faber”. Ese “hombre” es dios para sí mismo y se adjudica derechos divinos, como el poder sobre la misma vida, aborto y eutanasia, por ejemplo. En fin, en la dictadura paradisíaca de Corea nada ha cambiado. Todo sigue igual. Los “paraísos” son inamovibles.

Autor: José Luis Navas

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